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El placer de compartir

editorial@placerespr.com

A dos semanas del paso del huracán Fiona por Puerto Rico, alegadamente, la mayoría del país tiene servicios de agua y luz, no sin antes haberse prolongado más del tiempo razonable para disponer de estos servicios esenciales. Particularmente nuestros hermanos del sur y sur-oeste, han sido los más afectados con situaciones que incluyen, en muchos casos, volver a perderlo todo o demasiado, luego de María, los terremotos y la pandemia.

Decía el Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, en su visita a Puerto Rico, que los puertorriqueños somos fuertes y que sabemos ayudarnos unos a otros, pero todavía no conseguimos levantarnos de tanta pérdida, tanto material, como emocional. Por otro lado, según pasan los días, podemos incurrir en el error de pensar que ya no haga falta que sigamos ayudando porque otros se están encargando de hacerlo.

Queremos recordarte, que una de las más grandes satisfacciones que podemos sentir en nuestra vida es la que se deriva de la acción de dar y compartir de lo que tenemos. Sabemos que, esta acción se debe hacer en silencio; que la mano que da no debe alardear de ello, porque pierde su genuino significado.  Tampoco es dar de lo que nos sobra, es compartir lo que poseemos con otros que carecen de ello y por supuesto unirnos a esfuerzos de quienes desarrollan iniciativas efectivas para proveer ayuda, desde llevar comida caliente a zonas afectadas, alimentos y provisiones; clínicas de salud; ayuda emocional y apoyo religioso; ayuda financiera y, hasta entretenimiento y alegría. Vemos que algunas empresas han hecho donaciones de todo tipo pero, repetimos, la ayuda continuará siendo necesaria para los que lo han perdido todo, o casi todo por un buen tiempo.

Te invitamos a que verifiques entre tus personas cercanas o entre instituciones responsables, quiénes pueden necesitar que les tiendas una mano, si posible donando algún dinero. Además, mira tu alacena, tu ropero o “closet” y, en general, lo que tienes a tu alrededor dentro del hogar. Estamos seguros de que mientras te preparabas para la tormenta, descubriste que tienes más de lo que necesitas. En muchas ocasiones, apenas tienes espacio para guardar ropa, zapatos, comida y hasta enseres del hogar. De repente has descubierto que hay artículos repetidos y a los que no sueles dar uso, artículos que a otros pueden hacerle la vida más cómoda. Se trata de hacer llegar todo ello a otras manos que las necesitan más.  Son innumerables los lugares a donde puedes llevarlas, siempre que estén en función y buenas condiciones. Deja de pensar que aún puedes usarlos… el tiempo es inclemente y lo que no usas se deteriora.  Cuántas veces habrás guardado ropa pensando que vas a rebajar y zapatos que luego se pasan de moda. Cuántas veces esperas a que algunos alimentos expiren sin consumirlos, otras en que cocinas en exceso y terminas botando la comida o visitas un restaurante y no pides el “doggy bag” que muy bien puedes regalar. Este es el momento de que si tienes mejores provisiones y los medios, compartas con el que sabes que no tiene.

Te invitamos a que hagas el simple ejercicio de pensar en quién puede necesitar apoyo para que compartas lo que tienes.  Piensa también de disponer de aquellas cosas que puedan serle útil a otras personas y llévalas a lugares o instituciones responsables para que las encaminen hacia los más necesitados. Mejor aún, saca tiempo para unirte a los grupos que organizan la distribución de artículos y dona tu tiempo ayudándolos en el esfuerzo de ejecución.

Recuerda, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo…  Que éste se convierta en uno de tus propósitos y hábitos de vida.

 

Contactos sugeridos:  Líderes comunitarios, Salvation Army, Iniciativa Comunitaria; iglesias.


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