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El valor de la honestidad

Por: Myra Sánchez
Para: placerespr.com

La honestidad, por definición, es la virtud que hace que una persona sea consistente entre cómo se comporta y se expresa y como piensa. En otras palabras, un ser honesto es aquel que se comporta de la misma forma en la intimidad, como ante las demás personas.

Cuando se habla de honestidad se habla de una cualidad que es parte de lo que se consideran valores humanos… esos que ayudan al hombre a discernir entre lo que es correcto e incorrecto y a asumir posturas en torno a lo que es justo e injusto.

Según los estudiosos de la conducta, religiosos o no, es precisamente la falta de valores o el orden incorrecto en torno a nuestras prioridades, lo que tiene al mundo viviendo un terrible desorden social. Psicólogos y psiquiatras han expresado que aquellos que no tienen el correcto orden de valores, entre los cuales la salud debe ser el principal, son vulnerables a padecer de algún trastorno emocional. De hecho, vivir fingiendo y llegar a auto-engañarse, provee para distanciarse de lo que es verdadero y vivir enajenado de la realidad. Lamentablemente, no tenemos que pensar mucho para traer a nuestra mente, hechos o personas que te han defraudado precisamente por no haber sido honestos, que te han manipulado por lograr algún objetivo.

Más allá de la hipocresía, que ya es triste, la falta de honestidad hacia nosotros mismos y hacia los demás, conduce a cometer injusticias y a dañar relaciones. La ausencia de honestidad es destructiva a nivel personal, pues se acude a mentiras y engaños que crean enredos e inseguridades en perjuicio de sí mismo. Para quienes rodean a una persona deshonesta, resulta decepcionante ver los cambios de posturas o el ver que no asumen ninguna.

Quienes aspiren a ser personas honestas, luego de haber demostrado lo contrario, deben comenzar con reconocer sus debilidades y defectos, reconciliarse con sí mismos y comenzar a actuar correctamente, evitando perjudicar a otros y rectificando daños a terceros. Aunque inevitablemente, será muy difícil recuperar la imagen que una vez quisieron proyectar y que tendrán que pagar las consecuencias por los daños infligidos, a nivel personal siempre valdrá la pena intentar alcanzar la gloria eterna. Y, es que “Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?” (Marcos, 8:36 – Bíblia Católica Online)

 


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