...saludables

Fibromialgia: Diagnóstico y Tratamiento

Por:  Sylvia A. Agostini
editorial@placerespr.com
 

Por ser una enfermedad o trastorno de causa desconocida, hablar de la fibromialgia e investigar sobre la misma, abre un abanico de posibilidades e hipótesis un tanto contradictorias.  Constantemente, los científicos trabajan buscando respuestas para el origen y el tratamiento adecuado de esta condición, la cual para algunos no es una enfermedad sino la mezcla de varias patologías. Y es que, la fibromialgia comparte muchos síntomas característicos de otras enfermedades.

Cuando hace unos veinte años empezaron a considerarse los primeros casos de fibromialgia los médicos presumían que los pacientes presentaban un cuadro de hipocondría o condiciones producidas por la mente o la actitud de los pacientes.  Eran tantos los síntomas que no podían considerarlos como algo único, hasta que la evidencia los llevó a reconocerla y a ponerle un nombre.  La palabra se compone de tres raíces latinas con significado propio: “fibro”= tejidos fibrosos (tendones o ligamentos), “míos” = músculos y “algia”= dolor.

La fibromialgia, para algunos: “ocurre por una función anormal del sistema nervioso central, que origina una ‘amplificación’ de las señales normales de dolor”.  Mientras, otros la definen como: “Un padecimiento asociado con dolor crónico generalizado que se localiza, esencialmente, en zonas musculares, tendinosas, articulares y viscerales”.  Es decir, que afecta los músculos, los tendones, la columna vertebral, los órganos del aparato respiratorio y del aparato digestivo.

Ante las continuas hipótesis lo que sí ha quedado establecido es que definitivamente es un padecimiento físico, difícil de tratar; que agrupa diversas sintomatologías entre las que prevalecen cuatro:

  1. Dolor crónico generalizado (fluctúa, pero no desaparece, ardoroso, punzante)
  2. Alteraciones del sueño con sus consabidas repercusiones (fatiga, cansancio agotamiento y por ende, depresión)
  3. Trastorno de la esfera cognitiva (pérdida de memoria a corto plazo, falta de atención, difícil concentración)
  4. Problemas músculo/esqueléticos (inmovilidad, rigidez)

La fibromialgia produce dolores crónicos generalizados. CCO Creative Commons

Otros síntomas o manifestaciones son: sensibilidad al tacto y al medioambiente; sensación de hormigueo en manos y pies; problemas intestinales; periodos menstruales dolorosos, entre otros.

Posibles detonantes:

  • Clima húmedo
  • Acontecimientos traumáticos
  • Niveles altos de estrés
  • Lesiones recurrentes
  • Otros trastornos o enfermedades
  • Niveles bajos de sustancias que regulan el dolor en el cuerpo
  • Alteración de moléculas
  • Exposición a químicos tóxicos
  • Aunque no probado, el factor genético

Hay tres niveles de fibromialgia: leve, moderado y severo.  En el primero, el paciente se somete a un tratamiento de acuerdo con los síntomas y puede hacer una vida normal.  El segundo, puede presentar algunos inconvenientes que afectan la rutina diaria del paciente y puede provocarle situaciones en su trabajo como puede ser el ausentismo y cambios en su carácter, afectando con ello sus relaciones interpersonales.  En su tercera etapa, puede haber signos de incapacidad, dejarán de estar esencialmente activos, se afectará su producción laboral y podrán tener constantes cambios en su estado anímico.

Diagnóstico:

Los primeros síntomas de esta condición pueden aparecer aproximadamente a los 18 años de edad.  Se necesita un médico experto que pueda identificar y diagnosticar la misma, particularmente un reumatólogo, aunque dependiendo del nivel de la condición, se podrá requerir la intervención de un equipo de profesionales.  Este trastorno no puede determinarse a base de laboratorios o estudios, aunque estos se utilizan como recursos para descartar enfermedades coexistentes y hacer otras observaciones.  Por tanto, el diagnóstico es más bien clínico, a base del historial del paciente, e incluye un examen físico completo y la recopilación de evidencia que descarte que una patología psiquiátrica sea la causa del dolor.

Tratamiento:

El tratamiento es imprescindible para controlar esta enfermedad.  Existen fármacos que se utilizan para otros diagnósticos que ayudan a controlar el dolor porque actúan sobe el sistema nervioso central.  Sin embargo, su médico debe aclararle la pertinencia de usarlos estrictamente de acuerdo con la dosis recomendada y en la forma adecuada.  Entre 4 y 6 millones de norteamericanos han sido diagnosticados con esta enfermedad.  Se cree afecta el 4% de la población total y se dice que el dolor y otros síntomas se autoalimentan con el paso de los años.  La enfermedad prevalece entre un 80-90% en mujeres y se puede manifestar 20 años después de sus primeros síntomas si fueren prematuros.   Según el doctor Javier Rivera, especialista en la enfermedad del Hospital Gregorio Marañón de Madrid: “se pueden hacer muchas cosas, lo dramático es no hacer nada.  No se puede permitir que la enfermedad evolucione sola”.

Prevención:

  • Medicación eficaz para el dolor utilizada en forma adecuada.
  • Ejercitarse de forma gradual
  • Buena alimentación
  • Asegurar calidad de sueño
  • Aprender a respirar
  • Acupuntura
  • Dejar de fumar

Hoy día contamos con clínicas de reumatología y las llamadas clínicas especializadas en dolor.  El cuadro futuro es esperanzador, pero el paciente tiene que atenderse y mantener una actitud positiva y responsable en torno a esta condición.

Nota:  Para este reportaje se utilizaron como recurso las siguientes fuentes:

www.medciencia.com, www.webconsultas.com, www.activebeat.com y www.niams.nih.gov


Comments are closed.

Back to Top ↑