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Visita a Finca Torremilanos en Ribera del Duero

Por: Ivelisse Agostini

Comienzo por decir que teníamos en nuestro “bucket list” visitar la Ribera del Duero. Aunque ya habíamos visitado la Rioja y Napa Valley desde una perspectiva turística, pensábamos que entre septiembre y octubre, seria una grandiosa oportunidad viajar a España y visitar viñedos de algunos de nuestros vinos favoritos, con la idea de compartir la experiencia en esta nuestra revista placerespr.com. Y, no nos equivocamos, la Ribera del Duero es un lugar de ensueño, que reúne todo lo que el aficionado al vino y amante de la buena gastronomía pueda desear, además de historia, paisajes y una sensación de paz difícil de encontrar en otro lugar. Por ello, pensando en posibles alternativas para viajar en Otoño, decidimos recordar nuestro viaje a este lugar en el mes de septiembre de 2019.

A semanas de la vendimia de 2019, así se veían los racimos de la Tinto Fino, (Tempranillo) en la Finca Torremilanos. Foto: placerespr.com

Promover el enoturismo en la Ribera del Duero es un objetivo que crece con el tiempo y existen agencias que se dedican a ello con variedad de planes que incorporan visitas a bodegas, lugares que recrean la historia de la zona y experiencias gastronómicas. En nuestro caso, decidimos hacerlo por cuenta propia y, aunque más complicado y algo apretados de tiempo, pudimos crear un itinerario abarcador en torno a lo que más nos interesaba que era conocer más bodegas… y visitamos seis, en sólo 3 días. Mejor aún, gracias a algunos buenos amigos que conocemos a través de nuestro desempeño editorial, se nos abrieron algunas puertas y oportunidades que no siempre están disponibles.

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El Rio Duero enmarca este lugar de ensueño, que reúne todo lo que el aficionado al vino y amante de la buena gastronomía pueda desear. Suministrada.

Llegada desde Madrid

Nuestro viaje fue a través de Madrid, donde por supuesto estuvimos unos días antes y después de visitar Ribera del Duero. Desde allí, tomamos un tren de alta velocidad hasta Valladolid (salimos de Estación Charmantin en Madrid y llegamos a la de Casa Grande en Valladolid), que sólo tarda una hora y doce minutos en su ruta. La experiencia en tren, excelente. Ya teníamos reservado por la Internet un auto, con el cual tomamos la ruta hasta nuestro primer destino: Finca Torremilanos. Localizado en Aranda del Duero, en el corazón de la región. De esta forma comenzábamos por uno de los lugares más distantes desde este punto, la parada del tren (si escoges ir en auto desde Madrid es más cercano) y podíamos disfrutar de un trayecto lleno de paisajes enmarcados en pinos redondos que abundan en toda la zona, entre viñedos y otros cultivos, principalmente de cereales. Nos llamó la atención que todo el tiempo tienes la sensación de estar en una zona rural, pero la amplitud de los espacios es maravillosa y la carretera que te lleva de un extremo a otro, también lo es.

El Castillo Peñafiel se levanta como testigo fiel del desarrollo de la región y es una de las atracciones a visitar. Foto: placerespr.com

Hotel Finca Torremilanos

Teníamos una habitación reservada en el Hotel Torremilanos porque, adicional a la historia de estas bodegas y a sus buenos vinos, nos habían anticipado que el hotel era extraordinario. Y, de hecho, desde que lo divisamos en la carretera, sentimos que había sido un acierto porque lucía grandioso desde el exterior, pero en perfecta armonía con el lugar y el ambiente que ya veníamos capturando en el trayecto.

Allí nos dio la bienvenida, Ricardo Peñalba, enólogo de Finca Torremilanos, quien junto a sus hermanos y su madre, Doña Pilar López Vda. de Peñalba, mantienen la operación de las bodegas y el hotel. Entonces nos citamos para reunirnos posteriormente y poder visitar los viñedos.

Finca Torremilanos

Llegamos a tiempo para degustar unas sabrosas morcillas de Burgos con piquillo, con un buen tinto, en el restaurante. Foto: placerespr.com

Puedo describir como sencillamente elegante todo el diseño y la ambientación del hotel que es, además sumamente acogedor, pero ofrece esa misma sensación de amplitud en todos sus espacios. La habitación del hotel era simplemente perfecta, no sólo por el buen gusto en torno a los detalles, sino a la modernidad de su baño y otras amenidades y a las maravillosas vistas que se pueden contemplar en las cercanías.

Habíamos olvidado almorzar y veníamos ansiosos de degustar algún buen vino y delicias locales. Por eso, previo a nuestra cita, revisamos la  “Carta de Cafeteria”, donde no falta nada de lo que puede ser apetecible y decidimos ordenar Morcilla de Aranda con pimientos asados; Lomo Ibérico y un Queso Curado que acompañamos con un Torremilanos Crianza de 2015, todo sabroso y a excelentes precios. A ello, y porque estábamos a media tarde ya, añadimos un emparedado “combinación” y una hamburguesa por aquello de no perder la costumbre, pero hay que establecer diferencias: los jamones, los quesos, las carnes eran de una exquisitez inigualable.

En los viñedos de Finca Torremilanos

Nuestra editora, Ivelisse Agostini, junto al enólogo Ricardo Peñalba, cuya familia es propietaria de Finca Torremilanos. Foto: placerespr.com

Tengo que decir que conocer al enólogo Ricardo Peñalba fue un gran placer, porque en él se reúnen el conocimiento que le da la autoridad para su labor, la sencillez del que a todas luces prefiere la naturaleza y el amor a la tierra y al campo, por encima de cualquier lujo, pero en quien son evidentes cultura y una gran pasión por lo que hace. De los Peñalba’López, habíamos conocido a Vicente en una de sus visitas a Puerto Rico y nos había dado cátedra en una excelente presentación en Méndez & Co., distribuidores de los vinos Finca Torremilanos en Puerto Rico, que fue una de las primeras bodegas españolas que se distribuyesen en la Isla. Durante nuestra visita también tuvimos la oportunidad de conocer al mayor de los hermanos, Juan Pablo.

Ricardo, segunda generación de la familia propietaria de Finca Torremilanos, nos llevó a visitar varias parcelas de viñedos, muchos de ellos centenarios, donde pudimos no solo ver los cultivos a sólo días de vendimia, sino degustar la uva Tempranillo, así como la Cabernet Sauvignon, la Merlot, la Pinot Noir y la Albillo, que también cultivan.

Ricardo nos comentó que, “La naturaleza y un proceso muy arduo rigen para poder lograr la perfección que desean llevar a cada paladar”. Foto: placerespr.com

La historia de Finca Torremilanos se remonta al año 1903, cuando  Calixto Seijas Ruiz hereda los terrenos originales que entonces se dedicaban al pastoreo de ganado ovino y comienza a cultivar vides. La marca Torremilanos se crea en 1922 y se comienzan  a embotellar los primeros vinos bajo el nombre Torremilanos, que muchos creen procede de la ‘torre´ de un castillo de guarda en tiempos de Felipe II que quedó en pie y que pudo se anidada por milanos. Fue Don Pablo Peñalba, una persona que procedía de una familia de limitados recursos económicos, pero gran emprendedor, el patriarca que adquiere Finca Torremilanos en 1975.

Depósitos de acero inoxidable, añaden modernidad a la tradición con que trabaja Finca Torremilanos, pionera de vinos certificados ecológicos de la DO. Suministrada.

Desde que  Finca Torremilanos pertenece a la familia Peñalba López, quienes han demostrado dominar el arte de la viticultura y fueron pioneros en la Denominación de Origen Ribera del Duero, ellos fueron adquiriendo más viñedos hasta poseer un total de 200 hectáreas en la actualidad. La calidad de la uva, del suelo, que Ricardo nos cuenta fue parte de “la antigua playa del Duero”, compuesto principalmente por roca madre, caliza y arcilla en su tope y, del clima, así como el respeto al medio ambiente, ha provisto para que se concentren en la producción de vinos de calidad, más allá al empeño por la cantidad. Lo anterior lo confirma el hecho de que todos sus vinos son certificados como ecológicos y, de hecho, fueron la primera bodega en Ribera del Duero con una certificación de Agricultura Biodinámica (sin elementos químicos).

Los vinos reposan en barricas de roble francés y americano, fabricadas de forma artesanal en su propia tonelería. Foto: placerespr.com

Luego de la experiencia en los viñedos, pasamos a las bodegas que cuentan con depósitos de acero inoxidable y hormigón, a la embotelladora y a su tonelería, donde fabrican sus propios toneles de forma artesanal con roble francés y americano. Resulta asombroso confirmar como la tradición y la modernidad convergen armoniosamente y “lo sencillo que puede parecer” algo que requiere un proceso arduo, donde la naturaleza rige para, de su producto, poder lograr la perfección que llega a nuestro paladar. Llegamos al salón de cata convencidos, de que existen sobradas razones para lograr los buenos sabores de estos vinos reconocidos por los conocedores.

Cuando compartimos una “cata de lujo” con Ricardo, pudimos ver algunas de las botellas con etiquetas de sus añadas más antiguas. Foto: placerespr.com

El salón de cata es tradicional, pero igual nos encontramos con detalles nunca vistos. Entre las botellas de añadas pasadas, pudimos ver la de Torremilanos Tinto, Reserva 1976 y la de Clarete de la Ribera del Duero, de la entonces Torremilanos ‘Bodega Seijas. También vinos botellas del vino blanco Peñalba López de 2013 y del Vino Tinto Peñalba López Pinot Noir de 2009. Ricardo nos invitó a degustar varios de sus excelentes vinos que acompañamos con una Cecina de Res, simplemente espectacular. Entre los vinos, pudimos disfrutar de Los Cantos 2016, Torremilanos Crianza 2016, Ciclo 2016, Torre Albeñiz, Reserva 2015 y Torremilanos Producción Única de Colección, 2014. Todo un lujo lleno de placeres, de principio a fin.

Lo que fue una experiencia que atesoraremos como inolvidable, terminó sentándonos a la mesa del magnífico restaurante del Hotel Finca Torremilanos, un lugar donde se puede degustar la mejor cocina de la zona, incluyendo el cordero asado, estofados, carne, pescado y otros productos de temporada. Sin embargo, como ya era entrada la noche, escogimos degustar el sabroso Cava Brut Nature que producen, siendo la única bodega de Castilla y León acogida a la denominación de origen CAVA y varios aperitivos que compartimos, entre los que destaco el sabroso Torrezno Crujiente (panceta de cerdo al horno y luego frita); las inigualables Morcillas de Aranda y una exquisitez confeccionada con aguacate en forma de rollo, entre otras delicias que culminaron con un espectacular postre casero.

Despedirnos a toda prisa la mañana siguiente para poder cumplir con otra cita no fue lo ideal, pero allí estuvo Ricardo para darnos un abrazo y confirmarnos que habíamos hecho la mejor elección al visitarles primero, pero no en quedarnos mucho más tiempo.

A todos les invitamos a que nos copien, comenzando su visita a la Ribera del Duero por Finca Torremilanos, un lugar que recomendamos sin reservas y al que quisiéramos regresar para quedarnos mucho más tiempo y poder disfrutar de todo su encanto.

NOTA: Queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento a los hermanos Vicente y Ricardo Peñalba López y a la Sra. Michelle López, Gerente de Marca en Mendez & Co., por ayudarnos a hacer realidad este espectacular recorrido. Este reportaje fue publicado originalmente en octubre de 2019, luego de nuestro “tour” por varias bodegas en la Ribera del Duero, pero incorporamos nuevas fotografías que no se habían incluido.


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