Meditar puede ser muy simple…
Por: Lara Tapia editorial@placerespr.comCómo meditar? Cómo limpiar la mente? En qué ambiente? ¿Ejercicio mental? ¿Cómo relajarse antes de comenzar?
Éstas y otras preguntas nos vienen a la mente cuando pensamos en meditar. Por ejemplo, una de las cosas que más escucho “eso no es para mí” “yo no puedo relajarme”; “mi mente no para”, etc…
Lara Tapia. Suministrada.
La meditación no es para unos pocos, todos merecemos sentir y vivir lo que la meditación puede hacer por nosotros. Aunque no hayamos sido educados culturalmente practicando la meditación, que es un estado en donde la mente está presente, que nos convierte en un observador de lo interno y externo para, a través de la respiración, alcanzar una energía vibratoria mayor a la que estamos acostumbrados. De esta forma, y simultáneamente, el cerebro, la sangre y el cuerpo se oxigenan y podemos sentir un estado de bienestar. A medida que hagamos de esta práctica una recurrente, vamos viendo cómo evoluciona nuestra calidad de vida.
Cuando comencé a aprender a meditar (y cada día aprendo algo nuevo), sentía hormigas por todo el cuerpo, sudaba, lo único que hacía era pensar, todo lo contrario a lo que dicen que es la meditación. Me venían tantos pensamientos a la vez, más de los que tenía mientras no meditaba, porque mi mente estaba ocupada.
Un carro debe descansar, tus piernas también, tu estómago debe descansar por eso el ayuno, etc…. Tu mente también debe descansar… pero ¿cómo? Mientras veamos como lejana la actividad de relajarnos y meditar, la mente pondrá bloqueos. Por eso, meditar conlleva tomar una firme decisión.
No existe una manera específica ni un lugar específico, para hacer lo correcto, porque, lo correcto está en lo que sea mejor para ti, lo que se ajuste a tu necesidad o estilo.
Es necesario salir de la agenda diaria y tomarte unos minutos para desintoxicarte de la vida externa, tus preocupaciones y observar, que cuando la mente se enfoca y el cuerpo se relaja, todo toma un curso positivo y real. A veces nos sentimos culpables por tomarnos ese espacio en nuestro ajetreo diario, sin embargo ese tiempo de descargar tensiones hace que liberemos energía estancada para darle paso a la creatividad y cambiar la jornada a una más positiva.
Así de sencillo:
El contacto con la naturaleza ayuda a relajarse, respirar y meditar. Suministrada.
La respiración es el primer paso, exhala natural y suelta, vacía el estómago (centro de tu cuerpo) con una exhalación. Puedes estar en presencia de la naturaleza, en un lugar que te de paz en tu hogar o hasta con un objeto con el cual conectes en tu oficina. Los aceites esenciales, que activan el sistema nervioso a través del olfato son útiles, igual que un sinfín de formas que pueden ayudarte a crear el ambiente… Porque tú eres quien lo hace.
Puedes sentarte en un cojín y alinear la espalda con la pared pues es por la columna vertebral por donde pasa la energía a través de tu respiración como son los estiramientos los que promueven el estado de balance mente, cuerpo y espíritu. La respiración es un alimento, que como el agua, si no respiras no hay vida, sin embargo es el menos que utilizamos de forma consciente.
Imagina o hazlo una realidad caminar al aire libre, disfrutando la naturaleza, sintiendo los pies cuando caminas; mira un árbol, un amanecer, un atardecer y respíralo. Siente el viento, cierra los ojos, la naturaleza te provee toda la energía, que es lo que nos mantiene vivos.
Hemos adoptado un estilo de vida en desconexión y no de una manera orgánica y la falta de balance provoca que nos enfermemos impidiendo que disfrutemos.
Hay que dejar de sentirse culpable, hacer un alto y respirar; entonces veremos cómo la vida en el exterior se transforma positivamente.
Estírate antes de meditar, mueve la sangre, el cuerpo, libera tensión, suéltate, entonces medita. Al final, mediante la relajación, la respiración rítmica y enfocando tu mente en los elementos que te ayuden, habrás logrado meditar.
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