Buen papá aún separado
Por: Ivelisse Agostini
Con la cercana celebración del Dia de los Padres, en esta ocasión decidimos honrar a aquellos papás que, tras un divorcio o separación, solo pueden compartir con sus hijos una cantidad menor del tiempo que desean y merecen. Y cuando digo honrar, quiero especialmente destacar a aquellos que de repente se ven solos, debido a alguna situación de pareja insostenible, nunca planificada. Sabemos que está trillado eso de que “nadie nos enseña a ser padres”, y no nos percatamos de que lo verdaderamente difícil es “aprender a separarse de los hijos”. Y es que, cuando una pareja decide poner fin a su relación, se mueven por su malograda experiencia, nunca por el deseo de “divorciarse” de sus hijos. En el mejor de los casos, a pesar de la separación, el padre y la madre podrán estar presentes en las vidas de sus hijos, en igualdad de condiciones.
Sin embargo, con contadas excepciones los juzgados otorgan la custodia a las madres y, aun en los casos en que se comparte, son ellas las que prevalecen en torno a las decisiones del día a día de los hijos. Así las cosas, el padre, que puede experimentar los mismos estragos de una siempre traumática separación, se encuentra solo y sin acceso a poder ver a sus hijos tanto como desearía. Que conste, que hay algunos a los que poco importa la paternidad, algo que puede suceder con algunas madres también, pero esos no son buenos padres, ni casados ni separados.
Por fortuna, existen muy buenos padres en los que me inspiro porque son los que día a día superan la infinidad de situaciones que surgen, desde el aspecto emocional al económico, por mencionar algunos, para poder ofrecer a sus hijos lo mejor de sí. Me inspiro en los que aun estando tristes –sonríen– y en los que siempre tienen una palabra de aliento y una manera de disciplinar cariñosa; en los que preguntan y esperan respuestas, en los que sienten lo importante que es que sus hijos se sientan protegidos y seguros y en los que les enseñan el valor de la familia. Mejor aún, deseo distinguir a quienes les enseñan a amar a Dios y su importante presencia en nuestras vidas, así como a compartir con sus semejantes.
Deseo honrar a esos padres que buscan compartir con sus hijos experiencias enriquecedoras, sean de arte, deporte, entretenimiento y hasta científicas; a los que les ayudan a cultivar el amor en todo lo que hacen. Esos que también respetan sus gustos a la hora de escoger sus juguetes, su carrera y hasta su pareja; a los que cocinan pensando en la mejor dieta para los chicos y luego les enseñan a cocinar cuando son grandes, aunque no siempre sea esta su actividad favorita. Destaco a los que les estimulan a estudiar y a hacer tareas escolares y del hogar. Honro a los que de niños les leen cuentos y les aplauden cuando inventan canciones, a los que participan en todo lo que les invitan; a los que se preocupan por su salud, su bienestar físico y emocional, incluyendo no incurrir en excesos, abusos, ni riesgos, cuando van creciendo y convirtiéndose en adultos. Que vivan los padres que no son tímidos para expresar su amor, ni para defender valores y principios.
Vaya nuestro homenaje a todo aquel que se esmera en ser un buen padre soltero a pesar de toda circunstancia, a los que superan toda imperfección por sus amados hijos, para que sientan orgullo y satisfacción por todo lo que hacen, por su resiliencia, por todo lo que día a día enfrentan. Para ellos vaya nuestra felicitación y el deseo de que sus hijos los llenen de amor y consideración como recompensa.