Cuba “A través de mis ojos”
La reconocida coordinadora de eventos, Maité Canela, nos narra en prosa y verso, emociones vividas en su reciente viaje a Cuba, cuna de su progenitor.
Por: Maité Canela editorial@placerespr.com¿Cómo comenzar a describir mis quince días en Cuba, cuando son tantas las emociones y vivencias que quisiera contar…?
Ya acercándonos a la bella isla, las luces de la ciudad brillan como estrellas y mi corazón late cada vez con más fuerza. Han pasado quince años desde mi última visita y no puedo anticipar cómo he de encontrar a mis tíos y primos, que con tanta añoranza y alegría recuerdo.
Por la aduana comienza el gran desafío para el viajero que llega, donde sin elección tienes que adquirir el plan médico compulsorio que te asegura, por si durante tu estadía te enfermas. Se percibe la tensión de todos en cada mirada o comentario, pues sabes que tu maleta pueden revisar y decidir qué cosas puedes entrar, algunas a un costo que ellos te impondrán.
Por fin llegamos al portal florido que con mucho amor y esfuerzo mis tíos, han terminado de pintar para recibir a su familia boricua con mucha humildad.
Comienzo en La Habana donde las antigüedades ruedan por donde quiera. Carros, con 50 y 60 años de utilidad, me transportan a otra época mágica… una “antigüedad” que también se percibe en los rostros de los cubanos que luchan por sobrellevar un día más en su tierra natal.
El modo de transporte parece no ser un problema, en cada esquina una piquera, bici taxis, coco taxis, coches y particulares que operan por cuenta propia. Como dato curioso, me entero, que para tener derecho a operar un coco taxi, hay que pagar 50 pesos diarios a la Oficina del Historiador. Un independiente, que trabaja por cuenta propia, debe de sacar una patente mensual al gobierno para el seguro social, escogiendo la cantidad de aportación para tener derecho a maternidad, retiro y otros beneficios que el Estado les da.
Es el primer día y el Malecón nos llama. El sonido del mar y el aroma a salitre nos da la bienvenida a la Cuba natal de mi padre. No puede faltar un trovador que inmediatamente y frente a ese mar, nos pone a cantar canciones del folklore de lugar.
En Ciudad de La Habana disfrutamos de un agradable paseo en una guagua “doble decker”. Podemos admirar el Capitolio, la Floridita, el Malecón, Plaza de la Revolución y el edificio Bacardi. No podemos evitar comentar lo mucho que se parece esta isla a mi Puerto Rico natal. No dejan de sorprenderme mis guías particulares: mis primos Débora y David, que como guías turísticos pudieran trabajar, pues la historia de Cuba completita te pueden contar. Y, es que cada cubano la historia puede contar, sin pecar en fechas, próceres y anécdotas.
Al ballet cubano no podíamos faltar y hasta el teatro de La Habana llegamos, para una función disfrutar. La música y el ritmo caribeño abundan en La Habana Vieja, donde un conjunto en cada esquina hay para bailar. Allí mismo, en el museo Del Ron, mi primer mojito cubano puedo degustar.
Aunque el dólar americano puedes usar en cualquier lugar, el cambio de dinero sólo un .87 por cada dólar te dará.
En La Habana Vieja disfrutamos de cinco Plazas espectaculares: Plaza de Armas, Plaza Vieja; Plaza San Francisco de Asís; Plaza del Cristo y, la Plaza de la Catedral. Todas de la época colonial, nos llama la atención lo limpias y cuidadas que están.
La propaganda y el adoctrinamiento por donde quiera están, pero cuando profundizas en ello te das cuenta que lo que inculca es que “El esfuerzo asegura la victoria”, un valor que muy bien cambiaría nuestra historia.
Para la ciudad de Camagüey parto y por 8 horas observo como los cubanos sobreviven en un mar de posibilidades. Llegamos al terminal de guaguas con una pila de maletas para nuestra familia agasajar, pero ellos nos esperan con el mismo pensar.
Y así llegamos a la casa de locos más divertida de Camagüey: Para empezar, el Tío Paco, ¡Qué personalidad coño!!!! Y, ¿Qué decir de la señora de la casa, mi tía Xiomara? Ella nos recibe con mucho amor y alegría. “Mima”, así me apodan, como a toda niña en Cuba. “Mi mima tan bella. Que alegría nos da recibirlos.”
La cotidianidad del hogar puedo describirla como: “Todas las mañanas con mi jaba a buscar el pan, el pomo de la leche y los huevos para desayunar. Si no tienes jabas nada podrás comprar pues escasean y es un lujo poder preservar. Todo se recicla porque un uso tendrá, nada se bota todo, tiene su lugar”.
Me llama la atención ver pizzerías en cada esquina y las merolicas en cada portal. ¡Maní! ¡Dulces! ¡Panetelas! Se pueden encontrar en las plazas y en todo lugar. Un paladar de hasta 50 sillas no más, es un lugar para los residentes almorzar, que se paga en moneda nacional. Con una cerveza Cristal se empieza la tarde para entonar. Carretones con viandas, huevos, leche, yogur, pide que hay, frente a tu casa pasan pregonando sin parar. Llego en un momento en que el alimento no escasea, solo si tienes divisas para comprar.
Teriiiiiita para aquí Teriiiiita para allá, la pobre prima no para de trabajar. La vecindad del chavo del ocho se queda corta con este hogar, pues la casa de los Canela es el centro de la vecindad. Entre el teléfono, los compañeros del barrio, los vendedores de viandas y las amigas de mi prima Azaharis, la casa no se ha de vaciar. Como algo natural, todos hablan al mismo tiempo sin parar, rápido y con un tono de voz particular.
Todos cogen lucha para poder agradar al padre de Dora la Exploradora, sobrenombre que me han de otorgar, ya que tan pronto sale el sol quiero salir para un nuevo lugar conocer. Cómo agradecer tanta atención, no sabemos, tal vez con muchos besos abrazos y amor, porque en nuestro corazón quedará marcado para siempre su recuerdo.
El menú es extenso si quieres engordar y al Paladar de Popeye la vuelta tendrás que dar. No se me puede olvidar una ‘amiga’ a quien bauticé como la Candelita: la puerquita que por “incordia” su nombre sabe bien representar. Los inquilinos del segundo piso un “beauty” deben montar, pues por su vasta experiencia, mi prima Maribel y su hija uno podrían administrar.
De vuelta a La Habana, luego del largo viaje, llegamos con el amanecer y regresamos a la casa de la familia Canela Piña para seguir disfrutando la encomienda que nos trajo a este lugar. Luego de un exhausto día por La Floridita, un daiquiri nos sirven en su forma más exquisita.
Al día siguiente, un día de campo nos toca disfrutar. La travesía en nuestro carro marca Lada ruso del 2002 emprendemos camino a Campo Florido. De un lado el mar y del otro los valles y montañas que nos guían hacia el día de campo más hermoso que hemos podido pasar. Una familia de 24 guajiros nos esperaba con un manjar: puerco, tamales y congrí todos cocinados con leña. El aguacate y la yuca con mojo, no faltan. ¡Qué sabor, qué calidez, qué humildad y sencillez, se sienten en cada bocado de este festín que nos sirven!
Es el último día, y con cámara en mano y algo de ansiedad parto nuevamente a La Habana Vieja para poder retratar los últimos recuerdos que me he de llevar. Llego a La Bodeguita del Medio para tomar mi último mojito y luego visito el Morro desde donde puedo apreciar la última imagen de mi Cuba. Allí no puedo evitar recordar la poesía de Lola: “Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas, reciben flores y balas en un mismo corazón”.

Los ‘tinajeros’ de Camaguey están por doquier para recoger el agua de la lluvia. Foto: Maité Canela.
Llegué a Cuba con unas expectativas y salí con una enseñanza de vida. La importancia de la familia, el bien común, la educación, la cultura, valores que les sobran a los cubanos que sobreviven enajenados y sin la contaminación del “mundo libre”. Allí, el compartir, la amabilidad y la tolerancia son la orden del día… lo material no tiene importancia. De lo cotidiano, con el recuerdo del ventilador, las jabas, los tamales, el coño, compañero y la cerveza Cristal, me quedo.
Y del ‘idioma’… un diccionario de términos:
El Pitusa es el Mahón
Pila es muchas cosas de algo
Mamoncillo es quenepa
Un mango: un hombre o una mujer muy guapo(a)
El pomo es una botella
El helado es mantecado y el mantecado un sabor
La jaba es la bolsa de compra
Pedir botella es ‘pedir pon’
Chicharritas son platanutres
Jinetera mujer de vida alegre para los extranjeros
La piquera es la parada de taxis
Pepillo es estar bonito y elegante
Las Divisas son los cuc que no deben faltar. Dinero
Lugares que visité y recomiendo de Cuba:
El malecón ubicado en el litoral oeste de la bahía de La Habana
La Plaza de la Revolución José Martí
La Catedral de La Habana
San Francisco de Asís / Iglesia Ortodoxa Griega / Jardín de Madre Teresa de Calcuta
Antigua Iglesia San Francisco de Padua ahora sala de conciertos
La Bodeguita del Medio
El bar Floridita calle Obispo
Gran Teatro de La Habana sala García Lorca
El Capitolio de La Habana
Museo del ron Habana Club
Plaza Vieja / cervecera
Cámara Oscura esq. Plaza Vieja
Museo del chocolate calle Obispo
Feria artesanal San José
Hostal Conde de Villanueva, la casa del habano
Perfumería 1791
Tour en una doble decker por la La Habana vieja, malecón, El Vedado, Miramar, cementerio de Colón, Acuario,
Hotel Ambos Mundos
La maqueta de La Habana Vieja
Tribunal antiimperialista
Restaurante TV Café
Colonia china
Escultura La Velocidad de Fulgencio Gelabert
Plaza de San Francisco
La Casa del Abanico
La Casa de Asia
Al final, pienso que este viaje no sólo es para disfrutar, sino que nos lleva a crear conciencia sobre lo mucho que nos quejamos, algo que nos impide ver más allá de lo aparente. Agradecemos todo lo que tenemos, producto de la atesorada libertad y de que se premie nuestro esfuerzo, pero el compartir el día a día en una familia cubana, nos permite comprobar que de lo material, no depende la felicidad.
Nota: Nuestra colaboradora, Maite Canela, es una de las coordinadoras de eventos especiales más cotizadas en Puerto Rico y está al frente de Francachela Corporation. Para comunicarse con Maité, pueden hacerlo a través de francachelapr@hotmail.com Su página es www.maitecanela.com












