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Hablando sobre los ángeles

Por: Ivelisse Agostini

En la primera parte de esta historia (https://www.placerespr.com/un-santo-que-nos-hablo-del-angel-de-la-guarda/), les contábamos que tuvimos la oportunidad de participar en un retiro espiritual en el que se habló, entre otros temas, sobre la estrecha relación espiritual que el Santo Padre Pio de Pietrelcina documentó tener con su ángel custodio. Una “comunicación” que fue muy importante como apoyo espiritual para él y para  sus “hijos espirituales”.

En este segundo reportaje, compartiremos un resumen de todo lo que aprendimos y luego investigamos sobre los ángeles con la esperanza de que todos entiendan el propósito de su creación y cómo pueden ayudarnos en este plano para guiarnos por el camino que conduce a Dios.

Esta e la representación de los ángeles más común, pero está influenciada por muchas vertientes. Suministrada.

Comienzo por decir que quien escribe recordaba muy poco sobre lo cubierto sobre este tema en sus clases de religión y que vivió el auge que hace unas décadas tuvo desde una perspectiva “new-age” que, para mi gusto, fue muy terrenal y algo supersticiosa. Por otro lado, algunos de los nombres jerárquicos los he escuchado en lecturas bíblicas en mi iglesia, pero nunca entendí tuvieran alguna relevancia.  Por eso, conocer el testimonio de Padre Pio, que es sustentado por escritos bíblicos y haber vivido algunas experiencias particulares, sirvieron de inspiración para aventurarme en este tema tan complicado.

Comienzo por hablar que la tradición católica que profeso, con la que sé casi todos coinciden dice que: los ángeles son parte de la creación de Dios que incluye todo lo “visible y lo invisible”. Específicamente, son seres espirituales, sin cuerpo, que disponen de libre voluntad y que fueron creados antes que el hombre y hasta la eternidad, o sea, son inmortales, tanto los puros, como los que se rebelaron a Dios.  En Hebreos 1:14 se dice que los ángeles están “dedicados al servicio divino, enviados para ayudar a los que han de heredar la salvación”. Aunque no son materia, tanto en la Biblia como en revelaciones privadas, se mencionan hechos excepcionales en que han aparecido de forma física a personas escogidas y con un propósito especial. De hecho, la palabra ángel se traduce como “mensajero” del griego “angelos”. Debido a la escasa información que existe, la representación visual de los ángeles ha variado a través de los siglos y ha estado sujeta a interpretaciones de escritos; por las descripciones de “videntes” y por la influencia de la filosofía y el arte. La realidad es que nos quedamos con las figuras sublimes con alas y con vestimentas de influencia greco-romana, aunque algunos escritos bíblicos hablan de figuras con hasta 6 alas y varias cabezas.

Pasajes de la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento mencionan a los angeles, pero fue un teólogo del siglo XI, quien estudió y profundizó en el tema hasta identificar la existencia de un “orden divino” o una jerarquía angelical que conforman 9 “coros”, divididos en grupos de tres, todos con diferentes roles y funciones al servicio de Dios. Cada uno de ellos tiene entendimiento y voluntad, pero muy superiores al hombre, algo que tiene mucho que ver con su espiritualidad, a la que no dominan los sentidos del cuerpo humano. Por eso son capaces de ver la verdad de forma instintiva y tener una memoria donde todo queda impreso de forma permanente.

Serafines, Querubines y Tronos – En ese orden, son la más alta jerarquía, los más cercanos a Dios, los de mayor sabiduría y dedicados a custodiar el Cielo y adorar a Dios.

Dominios, Potestades y Virtudes – Se encargan de ordenar a los ángeles inferiores la ejecución del plan de Dios en la tierra, en justicia y armonía, incluyendo combatir influencias malignas y potenciar milagros.

Principados, arcángeles y ángeles – Encargados de la tierra, custodios de la Iglesia de Cristo y del hombre.

Sobre ellos, los más conocidos y los únicos mencionados por su nombre en la Biblia son los arcángeles Miguel, líder de las milicias celestiales; Gabriel, quien sirve de mensajero en varios pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento y Rafael, al que se le conoce como el sanador.

En torno a su origen, la tradición católica explica que fueron creados antes que al hombre y de que existiera la maldad. Pero, entre la infinidad de ángeles que se ha dicho son más que las estrellas del cielo, Luzbel, que pertenecía a la jerarquía mas cercana a Dios, se rebeló por propia voluntad cuando tuvo conocimiento de la existencia del Hijo de Dios, con mayor poder y dominio sobre todo lo divino y lo creado. Su soberbia y su deseo de ser como Dios lo llevan a enfrentarse, junto a un tercio de los ángeles, al resto de los coros celestiales, liderados por el Arcángel Miguel. El bien gana la batalla y Dios expulsa y lanza “al fuego eterno”, al que entonces se conoce como Lucifer y/o Satanás. Lamentablemente, dada la forma en que fue creado, su capacidad de influenciar prevalece y es lo que da lugar a la tentación y posterior caída del hombre. Por esa razón debemos pronunciar nuestro rechazo a satanás y al pecado, porque es evidente que todavía sigue ocasionando mucho mal en el mundo.

Los cristianos reconocemos que Dios, uno y trino en su infinita bondad, nos envió al Espíritu Santo, “el consolador” que estará con nosotros hasta el fin, y nos concede los dones para alcanzar la santidad. Pero, precisamente ante las continuas asechanzas del enemigo de Dios y de los hombres, toma mayor relevancia la misión angélica para la humanidad, particularmente la del ángel de la guarda. Se trata del ángel que es asignado a cada ser humano que nace para influenciarle espiritualmente en el camino hacia la salvación y que continua a su lado, aun luego de su muerte corporal. Según los estudiosos de este tema, ellos no tienen el poder de cambiar eventos, como lo puede hacer Dios y lo hizo Jesucristo, pero pueden ayudar al hombre a pensar en lo que es correcto para que pueda hacer una sabia elección, tener fortaleza y protección, aun cuando hemos cometido faltas. Se supone que los ángeles pueden comunicarse entre ellos y que de esta forma pueden “colaborar” para interceder por un bien necesario, tal cual expresase el Padre Pio de Pietrelcina. Lo  correcto es invocar a nuestro ángel de forma respetuosa para pedir protección o intercesión ante situaciones que nos preocupen. Sin embargo, es incorrecto tratarlo como uno más de nosotros ya que poseen un mayor nivel espiritual y mayor conocimiento, concedidos por Dios Padre. Igualmente no es correcto rendirle cualquier tipo de adoración.

Según las escrituras y algunas revelaciones privadas, los ángeles han sido importantes desde el principio de la creación, lo son ahora y lo serán cuando llegue “el final de los tiempos”. Asimismo, tanto en Genesis 3:15 cuando Dios amenaza al enemigo con “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza”, como en Apocalipsis 12:1 Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”, puede interpretarse que la “mujer” es María, la escogida como Madre de Dios. Para la tradición católica, ella junto al Arcángel Miguel estarán presentes cuando regrese Jesucristo, momento en que el mal será vencido. Importante aclarar que los católicos solo adoramos a Dios que es nuestro Señor, pero vemos en Maria, en los Ángeles y los Santos, modelos que Dios envía para ayudarnos a crecer en la Fe.

Al final, en tiempos en que vivimos un desorden mundial evidente que habla de sufrimiento por muchas partes, es cuando más cercanos debemos estar a Dios porque, como anticipó Jesucristo en Mateo 24:31 son señales de que su regreso está cerca y con ello, la renovación del bien. “ Enviará a sus ángeles, que tocarán la trompeta y reunirán a los elegidos de los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del mundo”. Y… los ángeles, esos de los que hemos hablado, le acompañarán.

 

 


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