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Hacienda Lealtad, el recorrido…

Por: Ivelisse Agostini

Como continuación a nuestro reportaje anterior, en el que hablamos sobre algo de la historia alrededor de Hacienda Lealtad y lo que es posible disfrutar en una visita al Café Bistro, queremos mostrar parte de la maravillosa experiencia que representa visitar la Hacienda, un lugar majestuoso, accesible, que nos transporta a nuestro pasado y al esplendor del cultivo del café en Puerto Rico.

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Llegar a la Hacienda Lealtad, desde San Juan, nos tomó apenas una y media horas en carretera recta hasta llegar a Lares, y luego unos minutos de carretera rural. Precisamente, en ese tramo entre montañas hay estampas hermosas, pero nada anticipa lo que vamos a encontrar, y, les cuento…

“Hacienda Lealtad data del siglo 19, época en que florecía la agricultura y particularmente el cultivo de café y fue propiedad de varias familias que la trabajaron con éxito, durante el dominio español y después del mismo”, así comenzó la narración de nuestro guía y actual propietario, don Edwin Soto, quien ha devuelto al lugar la gloria que tuvo entre los siglos XIX y principios del XX.  El nombre de Lealtad surgió cuando, posterior al resultado de la Guerra Hispanoamericana, el gobierno de los Estados Unidos exigiera que en Puerto Rico se jurara la bandera americana. Los propietarios de entonces, junto a más de 200 puertorriqueños se negaron a hacerlo y decidieron ser “leales” a la corona española y solicitaron retener esta ciudadanía. De otra parte, se conoce que Hacienda Lealtad tuvo algún protagonismo en el Grito de Lares porque, desde allí, se organizaron para el evento histórico.

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Hacienda Lealtad o “La Lealtad” fue adquirida por su actual propietario en el 2007, con la idea de restaurarla para convertirla en una casa de campo, pero los recuerdos personales y el valor histórico de todo lo que fueron encontrando, motivó a la familia a desarrollarlo como un museo-parador para el disfrute del País y de sus visitantes, que ahora pueden reservar su estadía en alguna de once habitaciones que tienen disponibles. La propiedad de sobre 190 cuerdas, de las cuales solo unas 100 son utilizadas para el cultivo del café, fue totalmente devastada por el Huracán María al poco tiempo de abrir al público y, como nos dice Edwin, “destrozó todo el lugar, incluyendo los cultivos, al punto de que mi decisión era cerrarla”. Sin embargo, sus empleados no pensaron igual y tuvieron tal iniciativa en volver a renovar todo, que Edwin no tuvo alternativa y siguió adelante con el proyecto, que esta vez le tomó tres años renovar y hoy está disponible para ser visitado a través de recorridos que requieren reservación.

El lugar nos recibe con caminos que enmarcan hileras de árboles de teca de los cuales fueron sembrados unos 5,000 que ya han comenzado a crecer, prometiendo una vereda espectacular. Luego de un corto tramo, llegas al área de estacionamiento y desde allí comienzas un recorrido que te va mostrando las diferentes estructuras, construidas en maderas finas, bordeadas por diferentes cuerpos de agua que surgen de una pequeña represa que construyeron, sobre los cuales hay un puente que da acceso a lo que fue la vivienda principal, la capilla y el edificio que albergará un restaurante.

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No tenemos palabras para describir la excelencia con que fue reconstruida Hacienda Lealtad, la autenticidad de piezas únicas que allí se encuentran, así como los recuerdos de un tiempo pasado, que muy pocos lugares en la Isla recrean tan bien.

La capilla, donde ya se han efectuado matrimonios, es hermosa, particularmente los vitrales que la adornan. En cuanto al edificio principal, desde que entras por el balcón del segundo piso, te transportas al pasado con su mobiliario precioso, algunos que fueron propiedad de Don José de Diego, y todo tipo de elementos decorativos, alusivos al momento histórico que se recrea. Asimismo, en todas las dependencias, que incluyen dormitorios, cocina, etc., es un verdadero disfrute escuchar del guía cada detalle que hay disponible sobre quienes habitaron el lugar y hasta la personalización que han hecho los actuales propietarios.

Antes de culminar la visita, que incluyó visitar el espacio donde estará próximamente el restaurante, pudimos visitar el colmadito con piezas auténticas de principios del siglo XX y vimos en movimiento (no siempre es posible) el molino que vemos en portada y que data de los tiempos en que la hacienda operaba.

Confiamos haberlos motivado para que planifiquen y reserven espacio para visitar Hacienda Lealtad. Sin duda, motivo de orgullo para todos los puertorriqueños. A la familia Soto, nuestro sincero agradecimiento por rescatar nuestra historia con una excelencia que sobrepasa toda expectativa.

Para más información puede llamar al (787) 897-8181.


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