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...con estilo

Amores que regresan del pasado…

Por: I.M.A. Torres
editorial@placerespr.com
 

Cuando hablamos del amor, hablamos de ese maravilloso sentimiento transformador, capaz de impactar con fuerza nuestras vidas, hacernos vibrar y sentir felices.

Hoy nos ocupa hablar de historias de amor de personas reales, cercanas, que un día cualquiera, acompañando un buen vino o un buen café, nos sorprendieron revelando, con absoluta candidez, cómo estaban en contacto nuevamente, con quienes fueron sus primeros novios… cómo estaban sintiendo que volvían a estar enamorados de alguien que regresaba del pasado.

Las Historias

  • Julie – Mi querida amiga es alegre, elegante, discreta y una señora que luego de enviudar, jamás pensó en volverse a enamorar. Se cumplirán pronto dos años de cuando provoqué una cita con ella y con otra gran amiga en común en Los Cidrines. Para nuestra sorpresa, cuando Julie llegó, nos contó, muy emocionada, que tenía un secreto que decirnos: “estoy enamorada amigas”. No puedo describir cuánto disfruté el momento en que narró cómo hacia un tiempo, su novio de los 15 años, le había pedido ser su “amigo” por la red social que ella usa sólo para ver las fotografías que “postea” su familia. La “señal” para que después de un tiempo él se atreviera a pedirle su teléfono fue que un día ella utilizó el “apodo” con el cual era conocido en aquellos tiempos, lo cual él interpretó como que ella lo recordaba con la misma ternura que él a ella.  La relación que inició cuando ambos tenían 15 años terminó tres años más tarde y pasaron muchos, quizá demasiados, separados y viviendo muy distantes. El mantenía amistad con algunos familiares y preguntaba por ella, y en alguna ocasión se vieron. Pero, no fue hasta hace nueve años que coincidieron en una fiesta de familia y pudieron conversar. De ese encuentro Julie recuerda haber quedado impresionada porque él recordaba detalles sobre sus tiempos de romance, desde sus gestos, su vestido de alguna ocasión y hasta comentarios que alguna vez ella hizo. No puedo dejar de mencionar que Julia ronda los 70 años y que cuando me convierto en su confidente para estos amores, comencé a rezar por ella y pedirle a Dios que este señor no le “rompiera el corazón”. La he escuchado contarme de las largas horas diarias en que conversaban, del proceso para que sus familias entiendan, de la paciencia en la espera para confirmar si todo vale la pena. Y Dios nos ha escuchado… Para este reportaje los entrevisté a ambos y tengo que decir que disfruté mucho escuchar a un hombre muy enamorado que me dice que a los 15, lo suyo fue amor a primera vista y que “ella es el amor de mi vida”.  Que aunque ambos habían vivido otras relaciones, él reconoce haber “querido”, pero que “a ella la amo”. Julie me dice que lo más que le gusta de él es que la hace sentir “amada”, que es cariñoso, atento, que “no la suelta”. Él me dice que ella es dulce, cariñosa; que la de ahora no es la relación de jovencitos que apenas compartieron una agarradita de manos, o algún besito robado… que ésta es la relación madura que valora porque “ahora, mientras más cumplamos, menos nos quedan”.  Mis queridos enamorados disfrutan cada momento que pueden estar juntos y están en el proceso de poder organizar sus vidas para nunca más separarse
  • Marimar – Esta querida amiga es alegre, valiente, luchadora, determinada. Con ella he compartido intereses profesionales que originaron una amistad que aprecio y valoro. Es amiga de la independencia, a tal extremo, que puede ir a Sanse o a Claridad solita, “feliz como una lombriz”. Sobreviviente de luchas y siempre positiva, Marimar lleva divorciada “años luz” y aunque hayan existido pretendientes, nunca volvió a tener una pareja permanente. Hasta que un buen día, su novio de los 14 años, a quien había conocido en un “camping” y que había dejado de ver hacia tiempo porque él vivía en los Estados Unidos, le pide, hace cinco años, que sean amigos por FB. Marimar me cuenta que “JJ” fue su primer amor y que siempre recordaba la intensidad de las “mariposas revoloteando” de aquellos tiempos. Lo que comenzó por las redes sociales, hace un año, se convirtió en largas conversaciones telefónicas, en las cuales comenzaron a compartir sus historias de vida y su presente.  En ese proceso, a Marimar la envían a tomar un entrenamiento a Estados Unidos y se lo deja saber a él.  Cuál no sería mi sorpresa, cuando a su regreso,  Marimar me cuenta que encontrarse con su novio del pasado había sido maravilloso y que no querían separarse.  Más aun, cuando él le pide que se vaya a vivir a Estados Unidos con él y que ella lo estaba considerando. ¡Hasta me asusté! Y de nuevo, recé… Ante las dudas de ella, “JJ” es el que decide mudarse a Puerto para poder estar juntos. Así comenzó esta relación con la cual aprenden cada día y que conlleva para ambos muchos cambios y una adaptación que solo es posible gracias al amor.  Se describen como seres que se complementan donde ella es estructura y el espontaneidad y acción, pero ambos son personas con mucho “empuje” a quienes los une el interés por disfrutar la vida, la aventura, la fiesta, la naturaleza. Cuando hablé con “JJ”, me contó que de ella le gusta su forma de ser, que es pausada y  piensa lo que va a decir, que es linda en todos los sentidos, que es diferente… Por su parte, Marimar disfruta sus detalles, que es cariñoso, que piensan igual y tienen los mismos gustos y le encanta sentir emociones tan intensas como cuando eran casi unos niños. “JJ” dice que esa es una relación madura que tiene que evolucionar, pero que les encanta estar juntos, que a veces comentan que es como si el tiempo no hubiera pasado. Que aunque él sigue siendo un niño y ella es más seria, juntos forman una gran pareja.
  • Flor – Encontré a Flor después de varios años por razones de negocios y me invitó para “darnos un café”. Lo que acostumbro llamar “los pequeños detalles de Dios” fue una reunión donde, en el proceso de ponernos al día, fluyeron detalles emotivos que ambas disfrutamos. Una de esas veces maravillosas cuando uno encuentra personas con quien comparte creencias y sentimientos. Su historia de amor es diferente y digna de compartirse: Flor vivió su niñez en una urbanización donde su familia y la familia que vivía frente a su casa mantuvieron por años una gran amistad. De aquellos vecinos, había uno de los hijos que era unos cinco años mayor que ella, algo notable cuando se tienen sólo 14 años.  Para ella, él era el joven guapo, atlético que a diferencia de sus hermanos, apenas la saludaba, por lo que ella lo veía “lejano” y nunca lo consideró. Flor se muda de su casa para ir a la universidad y apenas vuelven a verse, hasta hace diez años que de forma casual se encuentran en una tienda. La alegría del encuentro fue evidente para ambos y Flor le preguntó por sus padres, que con el paso del tiempo se habían mudado a los Estados Unidos y a quienes quería poner en contacto nuevamente con los suyos.  El intercambio de teléfonos provocó que él aprovechara para llamarla con la excusa del re-encuentro de sus respectivos padres. Les cuento que las conversaciones continuaron, que descubrieron que tenían los mismos intereses, que disfrutan las mismas cosas, que tienen los mismos valores y que de las llamadas pasaron a salir juntos, a compartir, a disfrutar.  Que la confianza hizo que él le confesara que cuando eran niños nunca la saludaba porque era mayor que ella; que siempre le había gustado porque era linda, simpática y cercana con todo el mundo. Le contó que siempre estaba pendiente de ella y que si encontraba la ocasión, aunque no se vieran, siempre preguntaba por ella a familiares o amigos en común. Flor me cuenta que enamorarse fue muy fácil por lo bien que lo pasan juntos, porque él es maduro, dulce y cariñoso y porque se complementan muy bien.  Cuando le pregunté cómo llevaron la relación a otro nivel, me cuenta que luego de unos meses, un día iban a una fiesta a casa de unos buenos amigos de él y que en el camino le dijo que pensaba que debía y quería presentarla como su novia… Hoy le dice que ella es quien más lo ha querido y que ella es el amor de su vida. Ya cumplieron un año de haberse casado con la meta de seguir siendo felices, cuidar su relación y envejecer juntos, riéndose de las mismas cosas, como lo hacen ahora.

Espero que hayan suspirado, como yo lo hice, mientras escribía estas historias hermosas e inspiradoras. Sin duda, que en esto del amor “no hay nada escrito” y que “nunca es tarde cuando la dicha es buena”.

 


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