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Aprender a reirse de uno mismo

Por: Ivelisse Agostini

Para los que todavía no lo saben, aprender a reírnos de algunos de nuestros defectos y/o de nuestros problemas, produce una liberación fabulosa que alegra el espíritu y mejora la salud. De hecho, el “buen humor” ayuda a relajarnos en momentos de “estrés” y ayuda a nuestro sistema inmunitario, entre infinidad de beneficios personales que, además, impactan tu entorno y tu vida. Y sí, caes mejor cuando eres así.

Algunos nacen con esta “habililidad”, pero la mayoría de los mortales tenemos que pasar por el proceso de aprender a conocernos y aprender a aceptarnos tal cual somos, con nuestros defectos y virtudes. “Casi ná”… Las buenas noticias son que, si tienes como meta vivir una vida más relajada y feliz, puedes aprender poco a poco a mover los músculos de tu rostro y dejar que tu garganta se exprese con una buena carcajada.

La carcajada es una de las expresiones corporales más liberadoras de estrés. Suministrada.

Les cuento que tengo una amiga, Margarita, que de una forma curiosa y sin intención me mostró que esto de reírse de uno mismo es posible y beneficioso. Resulta que a través de los años ella ha conocido variedad de situaciones que han impactado mi vida. Por eso, en una ocasión le estaba contando sobre una situación laboral sobre la que yo no tenía ningún control y era muy complicada para mi y para otros compañeros. Dicen que soy muy expresiva haciendo estos cuentos y mientras le contaba a Margarita, ella estuvo riéndose todo el tiempo, desde el principio hasta el fin de la historia. En uno de sus “Ay Ive” y entre una carcajada y otra, le dije: “no puedo creer que mientras yo estoy contándote este lío, tú no pares de reírte”. Entonces, mi amiga me dijo: “Ive, pero es que tú tienes que escucharte hablando sobre este tema, es para morirse…”  Luego nos pusimos serias y compartimos sabiduría, de lo cual surgió que, en ocasiones, vale la pena reírse de los problemas y quitarte de encima la presión de querer cambiar cosas que están fuera de tu control. El paso de los años nos ha dado la razón y de hecho, darnos cuenta de que todo tiene solución.

La realidad es que los estudiosos de la conducta humana, incluyendo a Freud, han hablado sobre este tema y con el tiempo se han desarrollado técnicas para lograr que utilicemos el buen humor para mejorar nuestro estado de ánimo. Entre estas técnicas la llamada “risoterapia” adiestra a las personas a tener actitudes positivas a través actividades llenas de energía como juegos, bailes y ejercicios, de modo que surja la risa y logren aliviar síntomas de depresión y ansiedad, mientras disfrutan de ver lo positivo de todo. Date cuenta de que en este tipo de actividad muchas veces no podemos lograr los objetivos, a pesar de esforzarnos, y terminamos riéndonos hasta por hacer el ridículo o cansarnos. La idea es transportar ello a los procesos de vida difíciles que enfrentamos y no sabemos cómo manejarlos.

Hacer ejercicios retantes puede ser parte de la risoterapia. Suministrada.

Para lograrlo debemos identificar aquellas cualidades que nos distinguen o algún aspecto positivo que se relacione con la situación en que nos encontramos. Buscar y rebuscar… Además, sin abusar de la autocrítica ni torturarnos, identifica las cosas que nos molestan, incluyendo aspectos físicos o la falta de capacidad para resolver la situación. Con este ejercicio reconocemos más cosas positivas que negativas y que lo que tenemos es que aprender a aceptarnos y evitar compartir en ambientes o con personas con quienes no nos sintamos cómodos. Obviamente, cada cual tiene cosas que requieren cambios o que tienen forma de mejorar y sobre ello hay que trabajar y/o capacitarse mientras se logra superar lo que nos incomoda. Lo importante es entender que hay forma de quitarle peso a esa mochila de insatisfacciones que cargamos sin necesidad y para eso, aprender a mirar con humor las diferentes situaciones, va a ayudarnos un montón.

Las mejores relaciones se dan entre personas que se aceptan y saben reirse de sí mismos. Suministrada.

Los efectos de aprender a reírte de ti mismo son múltiples y variados y comienzan desde el cerebro, pues solo con sonreímos se liberan neurotransmisores como endorfinas, dopamina y adrenalina, sustancias que provocan estabilidad, alivian la depresión y el dolor y producen sensación de bienestar. Por lo tanto, reírse tranquiliza, relaja la tensión, estimula la creatividad, ayuda a desarrollar tu autoestima y te libera, como bien dijo Freud, de ideas negativas. Llegada la carcajada, está comprobado que se reduce el nivel de la hormona del estrés, el cortisol. Los movimientos corporales de un buen “ataque de risa” contraen el diafragma fortaleciendo así el corazón y los pulmones e impactan positivamente la digestión. Además, los mismos neurotransmisores (endorfinas) que se liberan al reírse, tienen efecto en el resto del cuerpo, estimulando el sistema inmunológico en contra de enfermedades y ayudan a lograr un sueño reparador. La risa tiene también un efecto rejuvenecedor, antiarrugas, gracias al estímulo en los músculos que provocan los movimientos faciales al sonreír.

Al final, debemos comenzar por aprender a afrontar “metidas de pata” y problemas con mayor “filosofía” y mientras conseguimos reírnos de ellos, exponernos a la comedia escuchando, viendo y leyendo producciones agradables y cómicas. Es a veces viendo situaciones cotidianas representadas en forma de comedia, como más fácil aprendemos a reírnos de lo que inesperadamente tenemos que enfrentar en la vida.


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