Todo sobre el rico café
Por: Ivelisse Agostini
“¡Titi, titi, un regalo para ti, de seguro es una cafetera…! Han pasado sobre cuarenta años de que toda mi familia estuviera reunida y mi esposo le diera a mi sobrinita de apenas seis años un regalo hermosamente envuelto para que me lo entregara y, aunque no se podía ver el contenido, ya me había regalado tantas cafeteras italianas de la desaparecida tienda Albanese en el Viejo San Juan, que hasta la chiquita imaginaba lo que era. Y sí, era otra cafetera de unas cuantas que llegué a tener gracias a mi pasión por el café espresso. Entonces eran un “lujito”, pero luego se comercializaron y abaratando, aunque nunca con la misma calidad, pero no tomo otro cafecito que no sea un “espressito”.
Hoy consumo menos, pero como a muchos alrededor del mundo, esta es una de las bebidas que más disfruto y por infinidad de razones, como son para “despertarme” al comenzar al día o al final de algún almuerzo o cena.
Les cuento que la leyenda que mas ha trascendido sobre el origen del café data del siglo IX, cuando se supone que un pastor etíope, observó como sus cabras se “alborotaban” luego de consumir un fruto rojo que él pensaba eran un tipo de cereza. Hablamos de un lugar localizado en la Etiopia Oriental y, tras confirmar lo evidente, el pastor llevó el fruto a un monje que tras probarla, comprobó que le provocaba mantenerse despierto durante largos periodos. Es así como los monasterios de esta zona africana fueron los primeros en propagar el nuevo fruto que comenzaron a tostar, triturar y luego disolver en agua hirviendo para lograr el liquido que impactaba los sentidos y se convertía en una bebida perfecta para compartir. De Etiopía el café llega a Yemen, donde desarrollan su cultivo ya para el siglo XV.
El hecho de que los accesos portuarios desde Yemen facilitasen la exportación del café hizo posible que la bebida, ya conocida por lo árabes como kahwe (vino), se comenzara a consumir por los peregrinos musulmanes que se dirigían a la Meca, para poder mantenerse despiertos durante sus largos periodos de oración y meditación. Con el tiempo se convirtió en una bebida social en el mundo islámico y fueron los turcos los que luego cambiaron su nombre a Kahwa (café) cuando ya era algo común encontrar casas que servían cafe en la zona.
Fueron precisamente algunas ciudades portuarias de Italia y Francia las primeras de Europa en consumir el café, que llegaba a través de los mercaderes venecianos que lo traían de otros puertos de Africa y Asia. Aunque en principio tuvieron sus reservas, debido al origen del mismo, eventualmente se popularizó por toda Europa, hasta convertirse en “la bebida” de intelectuales que se reunían en “cafeterias”, a modo de tertulia. Su origen también fue causa de que se prohibiera por un tiempo entre los católicos y que, de igual forma, uno de los reyes ingleses también lo prohibiera aduciendo que quienes se reunían en las casas de cafe, lo hacían para conspirar en su contra. En ambos casos, la prohibición fue breve y nada impidió que cada vez se consumiera más la ya famosa bebida. De otra parte, el café llega a América a través de los colonos que llegaron a los Estados Unidos.
En torno a la cafetera, no fue hasta el siglo XVIII que el Conde Rumford, Sir Benjamin Thompson, inventó la primera cafetera por goteo en el ano 1798. Aunque nacido en los Estados Unidos de origen británico, Thompson vivió toda su vida entre Inglaterra y Alemania y no se sabe a cual de los países atribuirle el invento. Luego, ya para el siglo XIX, un farmacéutico de origen francés inventó la cafeolette, primera cafetera con filtro entre dos recipientes, logrando así un cafe sin residuos.
Finalmente, llegó la cafetera italiana Moka Express en 1932, con el cual Italia produce el café a partir de 1946 que tan famosa es en todo el mundo. Pero la sensacional mundial es la inmensa cafetera dorada Elektra, con la que los italianos crearon un icono de calidad con la cual los italianos han llevado el café a “otro nivel”.
Cabe destacar que el café se cultiva con éxito en las áreas cercanas a la línea del Ecuador, o sea, en el cinturón que incluye el Trópico de Cáncer y el Trópico de Capricornio que atraviesa todo el planeta y comprende centro y sur América, el centro de Africa, y el sur de Asia. El cultivo del cafe se da con dos tipos de semillas, la robusta y la arábica, siendo la última la que se cultiva a mayor altura y preferida local e internacionalmente. Curiosamente, Brasil es desde hace varios años el mayor productor de cafe en el mundo, seguido por Colombia y Vietnam. Otra curiosidad es que países como Italia no se encuentran entre los grandes productores, pero son famosos por la calidad de su tostado y el cafe que al final producen.
Para terminar, no importa si es en una costosa cafetera o en una “media”, un cafecito siempre será tan exquisito, como la calidad del grano que se haya utilizado. Por eso, los invitamos a que escojan bien el café que consuman en casa, especialmente que sea puertorriqueño. Tan bueno es el nuestro, que nunca olvidaré que en mi primera visita a Madrid, nos sentamos en el restaurante La Cueva de Luis Candela y lo primero que vimos fue un “self stand” en la mesa que anunciaba que allí se servía café puertorriqueño. Creo que todos coincidimos que esa noche el cafecito nos supo mejor que nunca…