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Dónde Podemos Encontrar Fuerzas

Por: Myra Sánchez
editorial@placerespr.com

Cada día somos más los preocupados por los acontecimientos recientes que nos afectan de forma directa, tanto en torno a salud, como empleo, política y, en general, el orden social, todas situaciones que nos quitan la paz. Tan real es este hecho que cada vez recibimos más mensajes con el icono de las manos en posición de oración en unos y otros mensajes por redes sociales.

En un reportaje anterior, hablamos sobre “los dones del Espíritu Santo” bajo el título “La Fuerza del Espíritu”. En esta ocasión, hablaremos de los Frutos del Espíritu, que representan virtudes con las cuales es posible combatir los males, las preocupaciones y las tentaciones que la vida nos presenta. De hecho, estos “frutos” proveen para vivir una vida llena de amor y de paz.  Sobre ellos se habla en Gálatas 5:22-23 – “En cambio, el fruto del Espíritu es caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo. Estas son cosas que no condena ninguna Ley.” 

Cuando hablamos de los Frutos del Espíritu Santo, se trata de que no solo necesitamos llenarnos del Espíritu, sino caminar y vivir con Él. Tan claro como las descripciones de estos que compartimos a continuación:

  1. Amor – Este es el fruto que nos permite entender y aceptar que el primer y más grande amor es de Dios y para Dios y al prójimo como a ti mismo. Quien se rige por este mandamiento es capaz de aspirar a todos los frutos, ejercer la caridad y hacer el bien.
  2. Alegría – Una virtud que fluye de la Fe y emana de la seguridad que sentimos cuando estamos seguros del amor de Dios. Este fruto se manifiesta aun entre personas que pasan por momentos de prueba y dolor.
  3. Paz – Al igual que la alegría, este fruto surge de la certeza del amor de Dios, de depositar nuestra confianza en que no importa cuáles son las apariencias de una situación o un problema, todo obra para bien y se resolverá de una forma positiva.
  4. Paciencia – Este es un fruto necesario para convivir con personas de diferente forma de ser, pensar y actuar. Además, nos ayuda controlarnos para no perder la paz y la alegría en momentos de incertidumbre.
  5. Longanimidad – Se trata de mantener el ánimo y saber esperar para que las gracias lleguen en el momento de Dios, sin protesta, sin miedo ni coraje. Este fruto nos hace entender que cuando llegue el momento de Dios, es el más adecuado.
  6. Benignidad – Se trata de ser amable y dulce en el trato hacia los demás. Quien es capaz de ofrecer este fruto a los demás, proyecta bondad y comprensión.
  7. Bondad – Este fruto es en el cual se basa nuestro interés de ayudar a los demás, tanto porque sufre, como porque necesita, aun sin que le pidan.
  8. Mansedumbre – Un fruto que aparta el coraje, la ira, el rencor y la venganza de pensamiento, palabra y acción. Quien posee mansedumbre es humilde y respetuoso en el trato.
  9. Fidelidad – Un fruto que nos concientiza sobre el respeto y el honor para cumplir nuestras promesas, considerar a los demás en torno a compromisos y sobre todo, a decir la verdad. La fidelidad promueve ser cortes y sincero.
  10. Modestia – Una virtud que se refleja en manejar nuestros méritos y valores con discreción, con humildad y a proyectarnos de forma apropiada y respetuosa en el hablar, en el vestir y en nuestro comportamiento.
  11. Continencia – Se trata de saber medirnos y no incurrir en excesos al hablar, al comer, al beber o en torno a otros placeres.
  12. Castidad – Se trata de ser cuidadoso y respetuosa en torno a nuestra sexualidad.

Los “frutos del Espíritu Santo” resumen todas las virtudes que debe emular quien aspira a vivir estos tiempos de la mejor manera posible y desea ganar la vida eterna. No es, entonces, complicado entender, que “el consolador” fue enviado tras la partida de Jesucristo al Cielo para que nos acompañara hasta su regrerso.

 


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