Diferencia entre ser “chévere” y “grande”
Por: Ivelisse Agostini
Cuando conoces nuevas personas y te presentas “tal cual eres”, con la debida discreción, suele ocurrir que, de forma igualmente espontánea fluya la más perfecta sintonía entre personas afines. Yo lo llamo a veces “hablar el mismo idioma”, pero suelo decir mucho una frase que surge de las Sagradas Escrituras: “aves del mismo plumaje se juntan”.
Eso es lo que sucedió hace apenas unos días en que, durante un encuentro entre amigas para disfrutar de la buena mesa, tuvimos como anfitriona a una joven que desde que se acercó a nuestra mesa demostró tener una amabilidad natural, un conocimiento excepcional en torno a enología y gastronomía y un deseo genuino de que viviéramos la mejor experiencia. Tan impresionante era su “don de gente” y su “expertise” que no tuvimos reserva en felicitarla y, de hecho, preguntarle cómo había logrado su preparación y sus motivos. Reitero que la conversación fluía cada vez que se acercaba a la mesa logrando que su objetivo y nuestras expectativas fueran superados. Pero, en un momento dado, nos comentó algo que a mí me encantó y fue que había crecido mirando un cuadro con una frase que su madre siempre le había advertido a ella y a sus hermanos que era una regla de oro a seguir: “Es chévere ser grande, pero más grande es ser chévere”.
Aunque soy de la época en que Héctor Lavoe era muy famoso, desconocía esa frase que fue él quien hizo famosa. Quienes siguieron y conocen su vida y sus tristezas, saben que fue un gran talento y “el cantante” que usaba mucho el refranero popular en sus temas.
Pero volviendo a la frase, me quedé con ella porque tiene mucha sabiduría y, precisamente la palabra “chévere” se relaciona con ser “buena gente”, con ser amables y en describir algo como estupendo o magnífico. Sobre el origen de la expresión muchos piensan que parte de la cultura africana, sin embargo, en Argentina la atribuyen a un dialecto, el lunfardo. En cualquier caso, entre los latinoamericanos todos coincidimos en su uso, desde el cono sur, hasta México. Y, si hablamos de creerse grande, pues ya sabemos que tiene que ver con éxito, la fama, el poder, etc. –con razón o sin ella.
En palabras de a centavo: Es bueno ser exitoso, famoso o poderoso, pero mucho mejor es ser buena gente o buena persona, siempre amable y gentil. Y, la joven anfitriona creció con esa información que la alentaba a ser “grande”, pero mejor aún a ser chévere”. Si pudiera hablar con su mami, le diría que lo logró con ella.
Y, como trato siempre de compartir con nuestros lectores todo lo bueno que recibo, era indispensable que les contara esta anécdota y les recordara lo que con tanta habilidad expreso “el cantante”.
“Es chévere ser grande, pero más grande es ser chévere”.