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Evita responder a impulsos

Por: Myra Sánchez

Es que te tiene que haber pasado alguna vez: que actúas sin pensar, dejándote llevar por algún impulso. En ese proceso, luego te das cuenta de que has dicho algo fuera de lugar, que has “metido la pata”, herido a alguien o tomado una mala decisión.

Aunque pueden darse situaciones positivas en las que respondiendo a un impulso haces algo bueno y, hasta ocurren situaciones cómicas, en la mayoría de las ocasiones se incurre en acciones peligrosas que pueden ocasionar graves problemas. Por lo común, llevados por un impulso se toman malas decisiones y de ahí la importancia de pensar bien antes de actuar y sobre todo, controlar los impulsos en momentos de emociones extremas.

El consejo básico es pensar antes de hablar y medir las consecuencias antes de actuar. Foto: Suministrada.

Por definición, una persona impulsiva es aquella que “se deja llevar por sus emociones sin reflexionar”. Y las emociones pueden ser de extrema alegría o euforia, de tristeza, de coraje, miedo, sorpresa y hasta asco. Cuando descubres que con frecuencia te ves en situaciones de riesgo porque hay algún rasgo emocional que se repite y te causa problemas, como corajes, tristeza o euforia excesivos, debes consultar con algún experto en conducta humana. Pero, en cualquier caso, es recomendable que hagas un análisis de tu comportamiento y comiences a controlar tus impulsos haciendo ejercicios como:

El primer consejo es el básico: No hables sin pensar y no actúes sin medir las consecuencias para ti y tu entorno.
Ante situaciones complicadas, no te precipites a tomar decisiones que ofrecen salidas fáciles, porque por lo general, crean mayores entuertos. Repasa cómo llegaste al punto en que te encuentras y analiza cuales opciones son seguras y el impacto que cada una puede tener para solucionar la situación.
Crea “mantras” que te repitas constantemente para crear conciencia de lo que debes controlar como “tengo que traquilizarme”; “debo detenerme a pensar en las consecuencias antes de actuar”; “tengo que utilizar mi inteligencia sobre mis emociones”; “hay una solución para todo”, entre otras. También puedes hacer afirmaciones y visualizaciones positivas que contrarresten cualquier acción contraproducente por la que te sientas impulsado a cometer errores de conducta.
Analiza bajo qué circunstancias se da el descontrol y evítalas. Si te das cuenta que visitar lugares, compartir con algunas personas, ingerir alimentos o bebidas que te excitan, no te arriesgues ni te expongas. Si se trata de situaciones cotidianas, con otras personas, debes asegurarte de no reaccionar inmediatamente en momentos de crisis cuya solución no necesariamente es inmediata..
En momentos de crisis, busca “tu espacio”, utiliza técnicas como respiración y relajación y hasta de conexión con el Creador a través de una oración de Fe. Recuerda que somos personas capaces de pensar y controlarnos y que efectivamente, todo tiene solución.
Aunque te parezca increíble, un gran consuelo es recordar que la mayoría de las veces se aprende tras cometer grandes errores. La idea no es torturarse, más bien corresponde aprender y así evitar repetirlos.

En definitiva, dejarnos llevar por impulso o permitir que las emociones extremas nos controlen, nos hace incurrir en problemas.

Partiendo de esa premisa, te ofrecemos un “test” de nuestros amigos de psicoactiva.com, a traves del cual puedes saber si eres una persona “impulsiva”. No dejes de considerar la necesidad de visitar un experto en conducta para que te brinde las herramientas que necesitas para solucionar cualquier descontrol frecuente.

Somos humanos, viviendo en un mundo lleno de estresores que nos hacen vulnerables a todo tipo de situaciones. Lo importante es que seamos responsables, nos cuidemos y nos asesoremos. Es posible llevar una vida feliz y en armonía. Lograrlo depende de nuestra actitud para enfrentar las situaciones que nos toca vivir de forma positiva, en paz y bien. ¡El Cielo es el límite!