Familia y sociedad
Por: Ivelisse Agostini
Según narran las Sagradas Escrituras, nuestro Dios, luego de crear al hombre, entendió que no podía estar solo y decidió que tuviera la compañía de la mujer, para que luego y, de la unión de ambos, surgiera la procreación de la humanidad. Desde este conocimiento es que surge el concepto de la familia, como el primer núcleo social donde nace y se supone se desarrolle cada individuo.
Indudablemente que el orden antes descrito es el ideal, pero todos sabemos que con el paso del tiempo la humanidad se ha encargado de cambiarlo, para bien o para mal, de acuerdo con sus necesidades, creencias y preferencias. Partiendo de lo mas empático, que serian las necesidades, hemos visto como hoy tanto mamá como papá tienen que trabajar y, por lo tanto, pasar menos tiempo con los hijos. Como resultado, el tiempo en familia tiene que ser uno de calidad, para aprovecharlo en fomentar valores morales, hábitos saludables desde toda perspectiva y sentido de responsabilidad y pertenencia en torno a la familia y a la convivencia social.
En circunstancias normales, es en el seno familiar dónde el niño recibe las primeras expresiones de afecto, así como los cuidados y estímulos que lo harán sentirse seguro y protegido. Su familia es la estructura social en la que se comienza a formar su personalidad, más allá de algunos rasgos hereditarios. El impacto positivo o negativo de su entorno familiar y el modelo que presenten el padre y la madre, sin lugar a duda, se verá reflejado en la forma de comportarse y desenvolverse ante los desafíos que la vida le vaya presentando. Asimismo, lo que sucede en cada familia, impactará todo el entorno con el que se relacionan, su comunidad y ultimadamente su país.
En resumen, es imperativo fortalecer los lazos familiares, tanto si ambos padres tienen la fortuna de vivir bajo un mismo techo con sus hijos, como si alguna circunstancia ha provocado que los padres estén separados. En todo caso, los siguientes son los valores que deben regir en la vida de una familia para poder aspirar al desarrollo integral de individuos capaces de aportar para lograr un mundo mejor:
- Durante sus primeras etapas del desarrollo, el niño necesita recibir amor para aprender a expresarlo. El respeto y la ternura deben estar presentes en cada expresión, de modo que se sienta seguro y protegido. Poco a poco aprenderá a comunicar sus necesidades y, paulatinamente dominará la infinidad de destrezas que requiere su desarrollo motor. Los padres deberán tener mucha paciencia, no presionarles y corregirlos con sumo cuidado, aún cuando lleguen etapas en que desean retar los límites. Juntos o separados, los padres deben tratarse con respeto y comunicarse positivamente pues lo que los niños observen es lo que aprenderán.
- En el hogar es donde se imparten los valores morales como son: agradecimiento, amor, honestidad, humildad, respeto, dignidad, justicia, lealtad, laboriosidad, responsabilidad, solidaridad, tolerancia, prudencia, libertad, paz y hasta amistad.
- Impartir buenos modales es también materia de enseñanza dentro de la familia, haciendo énfasis en la higiene y el arreglo personal; en su forma de comportarse en la mesa y de dirigirse con respeto a los adultos y a la autoridad en su tono al hablar. La disciplina y el respeto a si mismo, deben ser enseñados como valores que les ayudarán a lograr sus sueños y a tomar decisiones acertadas.
- Los padres deben esforzarse por mantener lazos de amistad y cariño con la familia extendida, como son los abuelos, los tíos, los primos, los sobrinos, los padrinos y mantener una comunicación efectiva con todo aquel con quienes se relacionan, como son los maestros, los médicos, entrenadores, y hasta el cura, entre otros. Si dentro de este círculo hubiere alguien que no comparte los principios y valores que se promueven, los padres deben actuar con discreción, siempre protegiendo a los menores.
- Es sumamente importante practicar el principio de libertad con disciplina con cada hijo y, especialmente provocar que siempre exista una comunicación fluida entre padres e hijos ya que es la única forma de conocer sus inquietudes, conocer en qué son vulnerables y poder reconocer sus aciertos en la toma de decisiones. Todo lo anterior, es la base para que cada niño logre desarrollar su autoestima y autoconocimiento. En todo caso, nunca deben criticarlos, sino corregirlos y así siempre sentirán que pueden contar con sus padres para todo lo que les sea importante.
Al final, la enseñanza más importante que cada uno de nosotros debe reconocer es que, con sus defectos y virtudes, la familia es primero. A veces tardamos en comprenderlo, pero cuando menos lo imaginamos, son ellos los que se hacen presente,