La necesidad de ser humildes
Por: Ivelisse Agostini
No hay mayor placer en la vida que vivir en paz y, ser humilde, es una de las herramientas más útiles para lograrlo.
Por definición, el concepto de humildad se refiere a un valor moral que se muestra con la actitud de quien no presume aun habiendo obtenido reconocimientos. El humilde también tiene la capacidad de reconocer sus debilidades sin sentir vergüenza y puede aceptar el reto de la superación sin temor a fracasar. El humilde no anda buscando reconocimiento, pero tampoco ser humillado.
El concepto de humildad propone entender que cada cual tiene talentos, cualidades y aptitudes que pueden lograr triunfos, cuya mejor utilidad debe ser que sirvan para el bien común. De otra parte, cada cual debe identificar sus defectos, no para torturarse y menospreciarse, si no para intentar superarlos, cada día ser mejor persona y contribuir a una mejor convivencia.
Curiosamente, teniendo este reportaje en proceso de redacción, mientras estaba en misa dominical, el sacerdote estableció una relación entre el Evangelio y la humildad pues en la lectura, Jesucristo destaca que debemos ser como niños para ganarnos el Cielo. Eso ocurría en tiempos en que los niños no tenían ningún valor ni se les daba importancia alguna en la sociedad. Sin embargo, Jesús pondera que actúan sin filtros e inocencia. Puso como ejemplo de humildad a Santo Tomás de Aquino, reconocido por su sus tratados filosóficos, al que su entorno miraba como una persona muy infantil en su forma de comportarse, algo a lo que él no daba mayor importancia. Por eso, como sufría de sobrepeso y tenía un abdomen bien abultado, decidió cortar el borde de la mesa en donde se sentaba, en forma de semicírculo para que su barriga quedase debajo y así evitar estar separado de su plato.
Y, es que la mayor dificultad que tenemos los seres humanos para lograr ser humildes parte de que vivimos sometidos a la opinión de los demás, a querer destacarnos, no para satisfacción propia o para vivir mejor, si no por el afán de competencia o por obtener reconocimiento. Según mencionó nuestro sacerdote, el mismo Santo Tomás de Aquino decía que lo que más nos distrae de hacer lo correcto son cosas como el afán de riqueza y de honores. Es difícil, además, ser humilde cuando permitimos que importe más lo superficial y aparente, que lo real y profundo. Por eso, no es humilde quien, a pesar de no alardear, vive pendiente a los triunfos y fracasos ajenos; juzga; critica y no acepta correcciones, ni equivocaciones. Tampoco es humilde el que menosprecia a unos para favorecer a otros por intereses propios.
Con ello en perspectiva, debemos esmerarnos en disfrutar de las cosas sencillas de la vida y en controlar mente y verbo para no perder el tiempo en glorificar lo que termina siendo pasajero y/o puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos.
Una manera de desarrollar la humildad es mantenerse expuesto al aprendizaje y cultivar el intelecto. Mediante este ejercicio se descubre que nunca se sabe todo y que, aun en la información que cada cual domina, siempre hay avances y cambios. Desde esa perspectiva, tampoco tiene derecho el intelectual a ser arrogante.
Al final, es muy probable que luego de conocer los detalles descritos, reconozcamos la necesidad de reforzar el valor de la humildad. Como hemos mencionado anteriormente, los valores morales existen para ayudarnos a convertirnos en mejores personas. Esmerarnos en conquistar esa meta depende de cada uno. Lograrlo requiere de mucho esfuerzo porque la mayoría de las personas está aturdida con demasiadas presiones sociales.
Una vez más, presentamos frases de sabiduría en torno a valores morales, en este caso, sobre la humildad:
“Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra”. Jesús de Nazaret (Bienaventuranzas, Mateo 5:3-12).
“El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad”. Ernest Hemingway.
“Uno debe ser tan humilde como el polvo para poder descubrir la verdad”. Mahatma Gandhi.
“Alguno se estima atrevido, cuando con otros se compara. Algunos creo que hubo tan discretos que no acertaron a compararse sino a sí mismos”. Cervantes.
“Para ser humilde se necesita grandeza”. Ernesto Sábato.
“La verdadera humildad consiste en estar satisfecho”. Henry F. Amiel
“Un hombre debe ser lo suficientemente grande como para admitir sus errores, lo suficientemente inteligente como para aprovecharlos y lo suficientemente fuerte para corregirlos”. John Maxwell
“La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas”. Anónimo.
“La grandeza no consiste en una posición destacada, la grandeza pertenece al que rechaza esa posición”. Khalil Gibrán.
“Sé humilde cuando subas para que sean indulgentes contigo cuando bajes”. Anónimo.
“Cuando somos grandes en humildad, estamos más cerca de lo grande”. Tagore
“Dios enriquece el alma de quien se despoja de todo”. Padre Pio de Pietralcina.
“Cuanto más alto estemos situados, más humildes debemos ser”. Cicerón