Mitos sobre Gatos
Por: Claudia Edwards,
Veterinaria especialista en comportamiento felino
Consultora de Royal Canin
Todavía hay muchas cosas que no sabemos sobre los gatos y su comportamiento; esa es una de las razones por las cuales nos parecen tan misteriosos. Además, porque son muy distintos a los perros, que son las mascotas más populares.
También existen razones culturales e históricas para que los gatos sean asociados por muchas personas con lo oscuro o diabólico. Para los antiguos egipcios, al igual que otras culturas, los gatos han sido dioses y adorados como tal. Por tal razón en la Edad Media, para evitar esa adoración a los felinos, el Papa Gregorio IX declaró a los gatos provenientes del diablo y hasta el día de hoy han arrastrado ese estigma.
Pero cada vez más familias optan por tener un gato como mascota, pues los felinos son tan buenas mascotas como los caninos. Para lograr que esa convivencia con el miembro felino de la familia sea una más fácil, es esencial conocerlos. Por tal razón abajo enumero y desenmascaro varios mitos que rondan sobre el comportamiento de los gatos.
- “Los gatos son traicioneros.”
La realidad es que los gatos son muy leales y se apegan a su guardian igual que un niño a su madre. Este mito, además de la mala fama que les ha dado la etiqueta del Papa ya mencionado, viene del comportamiento que tienen los gatos que en ocasiones sufren de un problema clínico que se conoce como intolerancia las caricias, debido a que su piel es muy sensible. Cuando uno toca a un gato con esta condición le molesta y por eso podría tirar a morder. Los gatos con esta condición avisan cuando les molesta que los toquen, pero generalmente nosotros no entendemos las señales que nos envían.
- “Si se caen, caen de pie y no les pasa nada.”
Sí es cierto que los gatos tienen una habilidad natural que les permite calcular cuántos vueltas tienen que dar para tratar de caer de pie. Pero no siempre lo logran y se lastiman y mueren de caídas altas. Y muchos, si logran caer de pie, del impacto se fracturan las mandíbula o le fémur. Por lo tanto, si se vive en un piso alto, hay que mantener las ventanas y balcones cerrados.
- “No se pueden entrenar.’
Todos los gatos se pueden entrenar, pero los gatos tienen una personalidad muy independiente y son muy listos. Cuando aprenden lo que se les está enseñando se aburren. Tampoco se les puede motivar con la comida tanto como a un perro porque se llenan muy rápido. Por lo tanto, la duración de una sesión de entrenamiento de un gato no debe durar más de 10 minutos.
- “No se bañan.”
La realidad es que no necesitan bañarse porque ellos mismos lo hacen, pero sí se pueden acostumbrar a bañarse desde pequeños.
- “Se les deben cortar los bigotes para que no se vayan de la casa”.
Nunca se deben cortar los bigotes de un gato; sus bigotes tienen terminaciones nerviosas. Sin ellos pierden la propiocepción, su navegador natural para moverse en lo oscuro y una de sus herramientas de sobrevivencia. Para que el gato no quiera salir de la casa, se le debe enriquecer el hogar con juguetes y áreas para estar, así como crear un lazo afectivo con él por medio del juego y la atención.
- “Los gatos no se comunican con nosotros.”
Se ha probado que los gatos han desarrollado vocalizaciones especiales para comunicarse con los humanos. También se comunican con sus gestos y posturas, pero mucha gente no está atenta a las mismas.
- “Quitarle las garras es la mejor manera de terminar con el hábito de rascar.”
Se le pueden cortar las uñas, pero nunca se deben quitar las garras. Cuando se hace eso, se quita la última parte de los dedos y pueden sufrir de varias condiciones, tales como problemas de movilidad, dolores de espalda y problemas conductuales. El hábito de rascar es innato en los gatos, pues es una de las maneras del gato de marcar “lo que es suyo o importante para ellos”. No hay forma de quitarlo, pero se puede redirigir, poniéndoles, en los mismos lugares dónde están las cosas que rasca, superficies con textura parecida a la de esas cosas que el guardián no quiere que rasque. Se les pueden premiar cuando estén rascando o estén sobre esas superficies que se le han provisto. Para evitar que rasque algún mueble u objeto, se puede cubrir con papel aluminio o cinta adhesiva doble cara, pues cuando los raspe no le va a agradar y lo empezará a evitar.
NOTA: Este reportaje ha sido reproducido integramente, según suplido.