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El Papá que desean y necesitan

Por: Ivelisse Agostini
iagostini@placerespr.com

Para los que hemos llegado al medio siglo de vida, en muchos casos ya abuelos, resulta interesante ver los cambios que se han suscitado en nuestra sociedad en torno a la imagen de la figura paterna. Y, es que, en aquellos años en que criábamos a nuestros hijos, a pesar de que el hombre ya era más participativo en todo lo relacionado a su rol paterno-filial, seguía predominando en “su psiquis” que su mayor responsabilidad era como proveedor, conducta aprendida de la imagen que proyectaba la anterior generación.

Indudablemente que surgió un impacto social trascendental cuando la mujer salió a trabajar y cada día es más frecuente que sea ella, la madre, la mayor proveedora en el hogar, tanto casada, como soltera. Esto provoca que los niños pasen más tiempo fuera de su círculo más cercano y obliga a que el padre venga obligado a estar más presente en la vida de los hijos, en ocasiones asumiendo roles que antes se entendía eran de la mujer.

El papá es para la nena un referente muy especial. Suministrada.

De estos cambios sociales, surge el reconocimiento del impacto de la figura paterna en el desarrollo de los hijos, algo que desde antes habían anticipado los psicólogos, pero no era tomado con la seriedad que ameritaba. Y, es que desde que nace una criatura, es importante que el padre, aunque el infante esté muy apegado y dependiente de su madre por su alimentación, esté muy activo y presente en la crianza del bebé y le ofrezca afecto, ternura y seguridad a éste, herramientas claves en el desarrollo emocional y de la autoestima de la criatura.

Durante los primeros años en que se forma la personalidad de cada individuo, tanto el niño como la niña ven en el padre una figura de autoridad y la persona a quien quieren impresionar para despertar su admiración. En aquellos casos en que el padre vive ausente en la vida de los hijos, aunque otras  personas intenten sustituir la figura paterna, la percepción de abandono puede tener el riesgo de que desarrolllen problemas de auto-estima e inseguridades que les dificulten su desarrollo social y emocional hasta la adultez.

El papá y el hijo varón desarrollan complicidad por su afinidad y por las experiencias de vida. Suministrada.

Se dice que los niños no llegan con manual de instrucciones, pero es responsabilidad de cada padre instruirse a través de centros de consejería, libros y hasta por parte de médicos y psicólogos, sobre cómo mostrar afectos y disciplina correctamente durante su desarrollo.  De hecho, por alguna razón misteriosa, se dice que las madres tenemos intuición, pero el padre goza de una especial habilidad para observar de forma racional cuando algo requiere atención, más allá de lo aparente. Son además, quienes enfrentan con mayor valentía las situaciones retantes y hasta asumen posiciones de riesgo en favor de su descendencia.

Consultamos a Lis Milland, Doctora en Consejería, sobre cuál es el efecto de la figura paterna en el desarrollo emocional de las niñas y al respecto nos dice sus experiencias en torno a esto: “Una niña y/o adolescente con un padre emocional y físicamente presente, tendrá una mayor seguridad en sí misma, logrará una visión más saludable sobre los roles de los hombres en la sociedad y tendrá una mayor capacidad para escoger de forma asertiva a su esposo en el futuro”.

La figura paterna es importante para la seguridad y las fortalezas de los hijos. Suministrada.

Con respecto a los hijos varones, la doctora explica que: “El padre es una figura central para los hijos varones, dado a que al ser del mismo género, se convierte en el modelo primario a imitar, lo que les llena de herramientas para enfrentar la vida de forma saludable”.  De hecho, en la mayoría de los casos, es con el padre con quien mayor afinidad tienen los chicos en cuanto a gustos y preferencias y los que también han vivido situaciones particulares en las cuales solo ellos pueden aconsejarles. Todo lo anterior, añadimos, será más probable cuando los hijos cuentan con un padre responsable que vive atento al bienestar de sus hijos.

Y, es que un padre amoroso y participativo en la vida de nuestros hijos es un regalo del Cielo que debemos agradecer y apreciar, porque con sus virtudes y defectos, igual que los podemos tener las madres, son necesarios en la vida de nuestros hijos. Por eso, en estos días en que los recordamos, bien vale la pena que les expresemos cuán importante son. Tomen nota y disfruten de un ¡Feliz Día de los Padres!

NOTA: La Dra. Lis Milland tiene un Doctorado en Consejería de la Universidad Interamericana y una Maestría en Trabajo Social de la Universidad de Puerto Rico. Está certificada en distintas técnicas poco tradicionales para la terapia clínica de pacientes con depresión, trastornos de ansiedad y problemas de abuso de sustancias. Además, es autora de varios libros, éxitos en venta como: El perfil psicológico de Jesús,  Vive libre, vive feliz Lo que la pérdida no te puede quitar.  Para Conferencias, Talleres, Retiros y Predicaciones puedes comunicarte al 787-396-8307


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