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Las pruebas de la vida

Por: Ivelisse Agostini

El medio ambiente en que crecemos, la educación en el hogar y en “la escuela” y nuestras experiencias forman nuestra visión sobre la vida. De ese caudal surge la forma en que enfrentamos las situaciones difíciles o las llamadas “pruebas”.

Sobre el tema de las “pruebas”, en días recientes veía un video donde Magdiel Narvaez, el más versado de los pastores que he conocido, hablaba sobre  como el hombre ha creado ecuaciones estandarizadas para toda circunstancia en las que involucran a Dios. Como ejemplo mencionó una de estas: “Al que se porta bien todo debe salirle bien y que al que se porta mal todo debe salirle mal”, algo que nos induce a error. Y, es que dejarse llevar por esas premisas conduce al hombre a grandes decepciones. Hemos visto como en la práctica hay personas muy buenas que sufren muchas pruebas y personas muy malas a las que todo “parece” salirles bien. La decepción de los que siendo buenos sufren grandes pruebas, provoca que algunos decidan alejarse de Dios, dudando de sus promesas. Ese alejamiento le pone “en bandeja de plata” para que las fuerzas del mal ataquen su mente con mensajes que le hagan sentirse miserable y hundido en el dolor y el miedo, convirtiéndolo en un ser más vulnerable para cometer errores.

Por otro lado, quienes ante la adversidad se abrazan con más fuerza a su Fe, no desfallecen, rechazan todas las asechanzas del mal y, aunque pasen de una situación negativa a otra, siguen orando y esperanzados. Lo curioso es que Dios está presente en ambas circunstancias, porque Él, como mencionaba Narváez, cree más en cada uno de nosotros que nosotros mismos y no nos deja solos.  Nuestro Dios conoce lo que hay dentro de cada corazón y nos ofrece una y otra oportunidad para reencontrarnos con Él y evitar que “tocaquemos fondo”, mientras logramos superar las pruebas.

Los cristianos que conocen la historia narrada en el libro de Job en las Sagradas Escrituras, saben que el protagonista era un hombre que cumplía a la perfección con todas las leyes de Dios y que llegó a tenerlo “todo”: familia, fortuna y amigos. Pero, “las pruebas” comenzaron a sucederse una tras otra, hasta llegar a perderlo “todo” y quedarse “solo”.  Sus “amigos” le presionaban cuestionando que tuviera Fe en un Dios que no había evitado sus desgracias y “que lo había abandonado”.  Narváez detalló pasajes de este libro en los que se ve la mentira ejemplificada en la manipulación a la que acuden las fuerzas del mal para alejarnos del bien. Pero Job no hizo caso y siguió esperando y confiando en Dios. El libro culmina narrando como Dios permite que Job recobre una vida tan completa como la que una vez tuvo.

La historia de Job muestra el valor de la Fe, de una comunicación con Dios que no se interrumpe y que “poner todo en manos de Dios” siempre, siempre, rinde los mejores frutos.

En cuanto al concepto de que “existen malos a los que todo parece salirles bien”, vale la pena que “echemos a un lado” ese tipo de planteamiento porque, en principio, todo es “apariencia”. Pero, si fuere una realidad constatada, Narváez recomendó repasar la sabiduría de David en el Salmo 27 en el cual describe a la perfección la diferencia entre lo aparente y lo real en torno a la recompensa que reciben los “justos” y los “impíos”. https://www.bibliatodo.com/la-biblia/Latinoamericana-1995/salmos-37

Al final, nuestro deseo es recordarle a cada hombre que la carga de las pruebas puede llevarse mejor cuando existe una relación estrecha con nuestro Dios de amor.


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