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El Mal Hábito de Pensar Demasiado

Cuando nuestra mente incide en pensar de forma continua sobre experiencias o situaciones particulares, convirtiéndolas en preocupación y provocando ansiedad y temor, incurrimos en lo que en psicología se ha llamado sobre pensamiento (overthinking) o rumiación cognitiva. La realidad es que nuestros pensamientos fluyen de forma constante, pero “revivir” experiencias mentalmente, una y otra vez, puede terminar afectando nuestras emociones, paralizarnos y provocar que vayamos de una equivocación a otra.

Desde la perspectiva psicológica, entre los “overthinkers” se encuentran personas con miedo al fracaso, a repetir errores o a volver a enfrentarse a experiencias pasadas negativas. El pensador en exceso también puede padecer de un perfeccionismo crónico, repasando todo, antes y después de que sucedan las cosas, creyendo que así puede alcanzar la perfección. De igual forma, entre los que piensan en exceso, se encuentran los que luego de haber vivido una experiencia traumática, viven alertas y analizando de forma constante cada suceso, reviviendo el dolor y el rencor, convirtiéndolo en un círculo vicioso que le impide sanar y ver una promesa de futuro.

Se sabe que la rumiación cognitiva también puede estar influenciada por aspectos culturales y por el entorno en que nos desarrollamos. En este caso quien vive muy pendiente a suplir las expectativas provocadas por la presión social, mantienen a algunos con pensamientos constantes dedicados a analizar su desempeño ante dichas expectativas. Asimismo, quienes acceden constantemente a las redes sociales, reciben presiones que no pueden manejar acudiendo a comparaciones que no tienen que ver con su realidad.

Como resultado de lo que sin duda es un mal hábito, el pensador excesivo puede sufrir un desgaste emocional, que puede llevarlo a sentir agotamiento físico y desgano. De hecho, corren el riesgo de padecer depresión o ansiedad y requerir tratamiento.

Cuando la “rumiación excesiva” se apodera, es común que la persona se la pase “buscándole cinco patas al gato”, con pensamientos continuos sobre las razones y justificaciones de cada situación.

Si te identificas con los patrones antes descritos debes actuar para asegurar tu paz mental y manejar el mal hábito con algunas técnicas que pueden resultar efectivas, como:

-Aceptar que efectivamente eres un pensador excesivo y buscar la forma de reconocer los momentos y las circunstancias en que esto te sucede para ponerte límites a ese proceso de análisis.

-Ante preocupaciones particulares, puedes acudir a crear una “nube mental” donde moverla, tal cual archivo de internet, al que puedes acceder solo cuando requiera ser utilizado con algún buen propósito, como tomar una decisión al respecto de esa situación. En esa nube puedes almacenar varios “archivos” y dejar tu mente o “disco duro” libre para cosas novedosas y positivas.

-En lugar de la “nube” puedes escribir lo que piensas de una situación particular, leerlo como si fuera la historia de otro, analizarlo y archivarlo en algún sobre privado. Luego de archivar los pensamientos que vaciaste en papel no pienses más en ellos, a menos que tengas necesidad de tomar una decisión al respecto.

-La técnica de “mindfulness”, o sea, concentrar tus pensamientos en el aquí y ahora es muy útil pues evita que estés pensando en el pasado o tratando de anticipar el futuro.

-Distrae tu mente y deja las preocupaciones a un lado mediante escuchar música o leer; tomar terapias creativas o cursos para tu desarrollo profesional o emocional.

-El ejercicio físico y el baile son perfectos para entretener la mente y no pueden faltar en la rutina diaria del “overthinker”.

-Si tienes varios “frentes” que te causan preocupación, todo lo anterior te puede ser útil para trabajar por prioridades y evitar abrumarte con pensamientos excesivos. Si no lo logras, debes buscar ayuda profesional inmediatamente pues los expertos de la conducta están adiestrados para ayudarte.

Al final, no puedo dejar de mencionar, que tener Fe en nuestro Dios, que es poder y gloria, provee para afirmar de continuo que confías en El. Rechaza todo pensamiento negativo y sustitúyelo por uno positivo, que deposites a su misericordia divina.

NOTA: Este reportaje se ha nutrido, en parte, de información publicada en el sitio de nuestros amigos de psicoactiva.com a quienes agradecemos su autorización para compartirlos.


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