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Bodegas Montebaco en Ribera del Duero

Por: Ivelisse Agostini

Montebaco es una de las bodegas más jóvenes, entre las seis que visitamos en Ribera del Duero en nuestro viaje en 2019.  En este lugar lleno de encantos nos recibió Manuel Esteban Martin, a quien habíamos conocido hace unos años en una presentación de sus vinos en La Bodega de Méndez, distribuidores de Montebaco en la Isla. Ingeniero agrónomo de profesión, Esteban es hijo de quien adquirió la finca Monte Alto en 1982 y comenzó allí el proyecto vinícola. Esteban, una persona entrañable y de modales pausados, se encargó de convertir nuestra experiencia en una digna de recordar y que nos place compartir a continuación.

Manuel Esteban Martin está al frente de las Bodegas Montebaco. Foto: placerespr.com

Mientras hacíamos el recorrido por espacios que en algún momento fueron residenciales, incluyendo una capilla, Esteban comenzó narrando cómo cuando su padre, Don Manuel Esteban Casado adquirió Hacienda Monte Alto, ésta era una finca dedicada a la agricultura y a la ganadería para producción de leche. Sin embargo, su excelente localización, entre Valbuena de Duero y Pesquera de Duero, potenciaba la producción de vinos de calidad como los que ya eran conocidos en esa zona, considerada la “milla de oro” de esta D.O.  Ese cambio de visión es el que origina el del nombre de sus vinos para recordar al dios del vino (Baco es el nombre que adaptaron los romanos al dios griego del vino cuyo nombre era Dionisio).

Vista de la zona de producción de Bodegas Montebaco que en su momento fue residencial, incluyendo una capilla. Foto: placerespr.com

Manuel narró que para 1987 lograron plantar las primeras hectáreas con uva Tinto Fino (Tempranillo) y que los primeros vinos Montebaco nacieron con la añada de 1994, recibiendo muy buena acogida. Tras el fallecimiento de su padre y de prepararse en todo lo relacionado a la cultura del vino, Manuel se hace cargo de la dirección de las Bodegas, contando siempre con el apoyo del reconocidísimo enólogo, César Muñoz Blanco, quién está a cargo de la elaboración de los mismos.

En Montebaco trabajan las uvas Tinto Fino (Tempranillo) y Merlot. Foto: placerespr.com

Para mostrarnos la zona de los viñedos, donde siembran Tempranillo y Merlot, nos transportamos en un “jeep” con el cual pudimos pasar entre viñas y alcanzar una de las partes más altas, desde donde pudimos disfrutar de un paisaje precioso. Estábamos a punto de vendimia y había que ver las espectaculares uvas, casi listas para ser recogidas.  Manuel enfatiza el gran valor y el respeto que otorgan al medio ambiente y destaca que para lograr vinos con carácter, cada detalle es importante. Asimismo, nos va hablando de como consideran cada aspecto, desde los suelos y su orientación en torno a la luz y como impactan la concentración y la calidad de la uva en diferentes partes de la finca; del clima, la poda, y del recogido en el momento preciso, por parcela, permitiendo que se haga la mejor selección para llevarla entonces al área de producción.

Esteban frente a las barricas donde se añejan los vinos. Foto: placerespr.com

A nuestro regreso de los viñedos, visitamos la zona de fermentación y crianza de los vinos y pudimos ver los grandes tanques de acero y de roble, el área de crianza en barricas de roble francés y el área de vinos embotellados con cerca de 300,000 botellas. Del total de producción de Bodegas Montebaco, entre el 75-80% se queda como consumo nacional y el resto se exporta.

El final del recorrido fue en un salón familiar donde Manuel compartió con nosotros la degustación de algunos de sus sabrosos vinos, con una tortilla de papa casera espectacular, mientras compartimos algunas historias familiares y veíamos fotos de cuando ellos comenzaron a trabajar la finca.

Algunos de los reconocidos vinos de Montebaco. Foto: placerespr.com

La Cata

Montebaco Rosado. 2016. D.O. Ribera del Duero – 50% Tempranillo y 50% Merlot. Un vino que es fermentado por barrica de roble francés y madurado sobre lías en depósitos de acero por dos meses para luego ser embotellado. Sabroso.

Semele, 2015. D.O. Ribera del Duero – 90% Tempranillo y 10% Merlot. Un vino fresco, suave y redondo que ya habíamos probado y nos sigue causando excelente impresión. De hecho, ha sido reconocido con excelentes puntuaciones. Mejor aún, tiene excelente relación entre calidad y precio.

Montebaco de Finca, 2016. D.O. Ribera del Duero – 100% Tempranillo. Se trata del “buque insignia” de Montebaco, que es producido con uvas de las mejores parcelas. Un clásico que ha obtenido medallas y excelentes puntuaciones y que es sin duda elegante y representativo del terruño y del esmero en selección de la uva y de la bien orquestada producción. Permanece en barrica de roble francés hasta 15 meses y un año en botella.

Vinos degustados, junto a una sabrosa tortilla española. Foto: placerespr.com

Montebaco CaraNorte, 2016. D.O. Ribera del Duero – 100% Tempranillo. De agricultura ecológica y elaboración radicalmente orgánica, es un vino crianza que permanece 15 meses en barrica y un año en botella. Rico en aromas y muy equilibrado en boca, en éste domina la fruta negra madura. Un vino que hay que probar.

Montebaco Selección Especial, 2015. D.O. Ribera del Duero – Se trata de un vino de excelencia, elaborado con vendimias que muestran la mejor expresión de la finca. Por lo tanto, no se ciñe a añadas ni a un porcentaje particular de varietal. Es un vino más potente, con carácter; complejo y elegante, que permanece hasta 18 meses en barrica y semejante en botella.

Además de estos vinos elaborados bajo D.O. Ribera del Duero, Montebaco está produciendo, y de hecho degustamos, el Montebaco, D.O. Rueda, 100% Verdejo, 2018, que es excelente, algo que ha sido reconocido con altas puntuaciones y medallas.

Maridaje entre los exquisitos vinos y los platos de la gastronomía local. Foto: placerespr.com

No conforme con su extraordinaria hospitalidad y con la excelente selección de vinos que nos invitó a catar, Manuel insistió en que probásemos los platos más emblemáticos de la gastronomía local y nos llevó al restaurante del hotel boutique Fuente Aceña. Allí continuamos disfrutando de sus excelentes vinos en maridaje con un tartare de atún, una ensalada de tomates frescos, un exquisito cochinillo confitado y un excelente corte de ternera. Allí nos hubiéramos quedado, pero tuvimos que continuar con nuestro itinerario. Nos despedimos pensando que un regreso a Ribera del Duero tiene a Montebaco como destino obligado. Mientras suceda, poder degustar sus vinos localmente, mantendrá en nuestra memoria el gran placer que fue visitarlos.

NOTA: Agradecemos infinitamente a Michelle López de Méndez & Co. por su gentileza y apoyo para hacer posible esta visita.


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