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El amor que tiene que ser será

Por: Ivelisse Agostini

Del amor podemos hablar todos los días. De hecho, deberíamos. Pero, en ocasión de celebrar el Día de los Enamorados, siempre intentamos contar historias de la vida real de las cuales hemos sido testigos. En esta ocasión, hablaremos de Lidia y Tito.

De weekend, de chinchorrero u otra actividad, Lidia y Tito buscan la forma de disfrutar de la vida, siempre juntos. Suministrada.

A Lidia la conozco hace unas cuantas decenas de años porque, como relacionista público, coincidimos en infinidad de situaciones y eventos mientras yo laboraba en revistas. Ella es de esas personas que no puedes evitar querer y siempre fue especial, la viera o no. Para 2005, trabajando para una cadena de restaurantes como relacionista, Lidia recibió el impacto de un bloque de cemento que fue lanzado desde un puente en la zona de Isla Verde mientras transitaba por la carretera. Por este infortunio, Lidia sufrió un sin número de cirugías y pasó por infinidad de situaciones complicadas. Pero nuestra amiga es valiente y optimista y pudo superarlas, tanto como para que al reencontrarse con Tito, volviera a creer en el amor y, les cuento.

Lidia y Tito se habían conocido cuando ella trabajaba con la prima de él, otra buena amiga nuestra, en Leo Burnet. Para entonces, esta amiga siempre le hablaba de su primo y de que quería hacer un blind date con ella. Como lo que está para ti, no te lo quita nadie, una semana antes, Lidia fue a una fiesta de Reyes y allí conoce a Tito. El apenas regresaba a Puerto Rico después de haber vivido afuera varios años. El estaba soltero y Lidia separada, en proceso de divorcio, por lo que. tras el divorcio de Lidia, comenzaron a salir porque desde el día uno, Tito estuvo pendiente de ella y había química entre ambos. Me cuenta Lidia que Tito le impresionó por caballeroso, por divertido, porque era alegre y por su tipo físico.

“Kayakear” es otra de sus diversiones. Suministrada.

Lo que ambos pensaban que podía convertirse en una relación duradera, se interrumpe, porque Lidia acepta regresar con su esposo, con quien tenía un hijo. La reconciliación no funciona y termina en divorcio. Mientras esto sucedía, Tito contrajo matrimonio y también tuvo un hijo, pero de igual forma, su  matrimonio tampoco funciona y se divorcia.

Pasado un tiempo, Tito busca a Lidia cercano el momento en que ella tiene el accidente. Como dice Tito, “siempre la recordaba como alguien muy especial”. Desde entonces, a partir de 2005, no se separan porque él estuvo muy pendiente de ella y todo floreció. Me dice Lidia que Tito fue quien primero la besó tras la cirugía de la boca… el primer beso desde su reencuentro.

La pareja no tardó en descubrir que eran absolutamente compatibles, algo que no bien comenzamos a compartir con ellos, nos hizo pensar que serían un  excelente ejemplo de una buena historia de enamorados.

En bici, pero cerca del mar. Suministrada.

Para Lidia, Tito siempre está, en las buenas y en las malas. Para Tito, ella es igual y además, “es una mujer especial porque tiene valores, es elegante, profesional, alegre, me hace reír, y es bien sociable; además, tengo que portarme bien porque todos la conocen”, me dice en broma, porque sabe que no le interesa portarse mal.  Pero, “sobre todo, me hace reír”, añade Tito. Tan real es esto de que le hace reír que Lidia cuenta que Tito a veces le dice “tu estas bien loca”.

Evidentemente han hecho un buen “bonding” y desean estar siempre juntos. Y, es que a ambos les fascina el mar, chinchorrear y viajar.  Aunque en materia de deportes les gusta correr bicicleta y navegar en kayak, en este momento su pasión es el paddle boarding, actividad que los hace sentirse más jóvenes y dinámicos, al tiempo que experimentan una diversión diferente. Aunque les gusta el buen comer, otra actividad que hacen mucho es ir de chinchorreo, razón por la cual hay quienes les llaman “los reyes del chinchorreo” y les consultan para hacer planes con esos propósitos. Mejor aún, son excelentes amigos de sus amigos y son de esas personas especiales que siempre están disponible para hacer compañía a personas que necesitan apoyo.

Desde que descubrieron el “paddle boarding” , esta es su pasión y lo practican tanto como pueden. Suministrada.

A nuestras preguntas sobre el futuro, me dicen que están haciendo planes para viajar a diferentes países, conocer otras culturas y vivir aventuras en otros lugares. El próximo destino será Colombia y luego, las Islas Griegas. Como saben que por el momento no van a ser abuelos, habrá  aventuras por un buen rato.

Termino por decirles que mi reencuentro con Lidia después de varios años y donde conocí a Tito, fue en la Iglesia y, en memoria de ese recuerdo y por lo mucho que los quiero, deseo para ellos infinitas bendiciones.

Al final, ¡Que viva el amor! Especialmente, amores como el de esta historia, que estaba escrito en piedra, y que, aunque tardara en consumarse, supo esperar el momento de darse.

EN PORTADA: Lidia y Tito de viaje por España.


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