Historia del Sabroso Helado
Por: Myra Sánchez
Basta con que alguien mencione la palabra helado, que cada uno de nosotros tiene un niño por dentro que automáticamente piensa en un sabor, una marca y hasta una forma particular de degustarlo. Y, es que ésta es una espectacular golosina que a todos nos gusta y que se convierte en objeto de deseo, especialmente cuando hay calor. Además, resulta un entrañable compañero de otros postres engrandeciendo los mismos.
Curiosamente, aunque pueda ser un manjar favorito de muchos, son pocos los que conocen su origen. Por eso, hoy les contamos su historia y cómo ha ido evolucionando con el paso del tiempo.
Muchas de las antiguas civilizaciones disfrutaron de las bebidas heladas, preferiblemente endulzadas. Aunque se desconoce con precisión, se dice que antes de la era cristiana, ya los persas y luego los griegos almacenaban bajo la tierra hielo y nieve durante el invierno para conservarlo y poder disfrutar de hielo y enfriar bebidas en tiempos de calor. También se cuenta que los chinos mezclaban la nieve con frutas y que fueron los árabes, haciendo esta misma combinación, a quienes se les atribuye haber utilizado por primera vez la palabra “sharbet”, que luego derivó en sorbete. Los romanos, por su parte, sofisticaron el mismo concepto, almacenando juntos la nieve con frutas y miel. En cualquier caso, por su difícil elaboración, estas bebidas heladas estaban limitadas a los nobles, caudillos o militares de más alto rango.
Sin embargo, no fue hasta el siglo XVI que en Florencia se comenzó a producir el helado cremoso semejante al que hoy consumimos. Su invención se atribuye a Bernando Buontalenti, quien a su vez lo introdujo en las cortes francesas a través de Catalina de Médicis.
Durante el siglo XVII el helado se hizo famoso en el sur de Italia, creando nuevas recetas y formas de presentarlo, en variedad de establecimientos, pero sobre todo, a través de carritos ambulantes. Francia, a su vez, logró abrir y hacer famosas varias heladerías para la misma época, convirtiéndolas en lugares frecuentados por ricos y famosos y fue el dueño del Café Procope, quien inventó la máquina de batidora con espátula para fabricar helado. Pero, fueron los heladeros italianos los que a través del tiempo siguieron introduciendo los helados cremosos por toda Europa y finalmente, quienes la trajeron a los Estados Unidos para el 1700.
El avance de la tecnología para enfriamiento y el descubrimiento del descenso crioscópico fue sofisticando la confección del helado y a mediados del siglo XIX, una americana, Nancy Johnson logró crear una heladora automática que abrió las puertas para la industrialización de este producto. Luego surgen los conos o barquillas, una idea que se disputan americanos y húngaros. De igual forma, en las heladerías se comenzaron a crear otras bebidas, como las “leches batidas” y los “blackouts” y en combinaciones como los “sundaes” y los “banana splits”, por mencionar algunas.
Al final, hemos confirmado que el helado es uno de los productos de confección culinaria que más ha evolucionado. Sin embargo, la realidad es que no importa en qué forma lo probemos, sea en una simple barquilla, servido como parte de un exquisito postre o en una leche batida, el helado siempre es una sabrosísima alternativa .