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Caminar sobre aguas tormentosas

Por: Myra Sánchez

Para quienes experimentan tiempos difíciles en su vida, cual “tormenta” en la mar que los puede superar “hasta hacer hundir su barca”, vale la pena que detengan su mente y reflexionen sobre el texto bíblico en Mateo 14:22-36. No puedo evitar compartirlo con la intensión de animarlos a que tengan esperanza, porque lo que necesitamos es enfrentarnos a las situaciones con valentía, pero especialmente, poniendo nuestra confianza en Dios. Porque, así es que ocurren los milagros.

En resumen, el texto antes mencionado, habla de que Jesús se separa de los discípulos y les pide que monten su barca y se encuentren con Él “en la otra orilla”. Luego de irse a orar y, en medio de que soplaran vientos fuertes que hacían zarandear la barca donde navegaban los discípulos, Jesús se les aparece caminando sobre las aguas. Los discípulos estaban aterrados pensando que se ahogarían y en principio no le reconocieron, pensando que era un fantasma, pero Él se identifica y les pide que no tengan miedo. A continuación, Pedro le contestó: “Señor, si eres tú mándame ir hacia ti andando sobre el agua. Él le dijo: Ven. Pedro bajó de la barca y se echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: Señor, sálvame. Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado? En cuento subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él diciendo: Realmente eres Hijo de Dios.”

Como en cada relato del Evangelio relacionado con Jesucristo, hay sabiduría y enseñanza. En este caso, se trata de tener terror de que todo acabe para nosotros en medio de tiempos tormentosos. Me viene a la mente que agraciadamente hace años aprendí que el miedo es contrario a la Fe y que provoca que nos paralicemos, que nos olvidemos de Dios, y por ende estemos vulnerables a actuar equivocadamente. Por eso, no puedes permitir que el miedo controle tu mente, como le sucedió a Pedro. Para el cristiano, por miedo corres el riesgo de olvidar que el mismo Jesús, Hijo de Dios, prometió siempre estar tu lado, hasta el fin y que Dios Padre tiene el control de todo. Aprenderlo ha llenado de esperanza mi vida, aun en medio de las tormentas.

Y, es que nos parecemos a Pedro, cuando en medio del temor no reconocemos a Dios. También nos parecemos cuando, luego de pedirle a Jesús que haga que él camine también sobre las aguas, Jesús le dice que lo haga, pero a solo unos pasos, vuelve a sentir el viento de tormenta, el miedo lo asalta y se hunde.

El mismo relato, nos muestra a Jesús extendiendo su mano para salvar a Pedro, para luego subirlo a la barca y todos darse cuenta de que el viento amainaba. Ante el conjunto de situaciones milagrosas que se dan, los discípulos le dicen: “realmente eres hijo de Dios”.

Nuestro interés en este reportaje es recordarte que, aunque no estamos libres de sufrimiento por situaciones que están o no bajo nuestro control, debemos siempre tener Fe y confianza en Dios. Su respuesta llegará a tiempo si reconocemos que Él tiene el poder de socorrernos. Si no dudamos, aunque sintamos que nos hundimos, El extenderá su mano y nos rescatará para volvernos a llevar a “nuestra barca” y la “tormenta” cesará, unas veces más rápido que otras, pero siempre estaremos a salvo.

Entre los doce apóstoles, Jesús escogió personas humildes y hasta pecadores, que mientras caminaban con Él se fueron convirtiendo y, de igual forma, vieron como hacía milagros. Esas vivencias les fueron haciendo fuertes y cada vez más fieles a seguir sus enseñanzas y a darlas a conocer después de su partida. Tan grande fueron sus vivencias en compañía de Jesús que, aun siendo perseguidos, nunca más el temor fue un obstáculo para continuar con su misión.

Para quienes siguen otras religiones o filosofías, de todas formas, al igual que muestra el relato bíblico mencionado, se ha comprobado que ante las dificultades, el miedo evita que nos enfoquemos en seguir adelante y/o ver soluciones y alternativas positivas que pueden ayudarnos a vencer las dificultades.