Importante Presencia del Padre
Por: Myra Sánchez
Venimos de ser testigos de los tiempos en que el hombre, con contadas excepciones, era considerado una “figura de respeto” y, como el proveedor del hogar que podía o no satisfacer nuestras necesidades y gustos materiales. La “poca cercanía’’ entre el padre y los hijos, durante ese pasado reciente, especialmente en el aspecto emocional, fue por mucho tiempo algo que alentó la devoción absoluta hacia las madres, que vivían entregadas al cuidado de la familia. Agraciadamente, hoy son muchos más los hombres que valoran la paternidad, que se interesan en compartir de forma activa la vida de sus hijos, y que se esmeran por ser buenos padres, en todo el sentido de la palabra. También se ve con frecuencia, como padres que en su momento no estuvieron “tan presentes”, llegada la madurez y como abuelos, lo dan todo, a veces hasta “el extremo”.
La historia habla de que, dejadas atrás la generación silenciosa y la de los “baby-boomers”, el hombre comienza a cambiar a raíz de haber vivido aquella experiencia paternofilial en la que muy probablemente les hubo faltado el afecto y/o la presencia del padre. Asimismo, el rol de la mujer también cambia, cuando ya mas educada aumenta su impacto en la fuerza laboral y comparte los gastos del hogar. Con una visión más independiente y exigente, de una y otra parte de la pareja, comienza la proliferación de divorcios que provocan la convivencia limitada entre el padre y sus hijos.
En el pasado era frecuente ver cómo tras un divorcio, voluntariamente o no, el hombre se “alejaba” de los hijos, con ausencias que causaron traumas para algunos, que han cargado toda su vida. Sin embargo, cada vez es más frecuente, que el hombre divorciado se esmere en pasar tiempo de calidad con los hijos, donde además de alguna diversión, exista amor, paz, buenos cuidados, disciplina y, sobre todo, una buena comunicación.
Agraciadamente, hoy hay muchos más padres que desde que sus hijos son infantes les hacen cuentos, les cantan, rezan con ellos, comparten sus juegos, tienen empatía con situaciones comunes en su desarrollo, y mucho, mucho más. El padre moderno, es menos impositivo con los hijos, según van creciendo, en torno a su visión de futuro.
Ese “bonding” siempre fue necesario, pero los estudiosos de la conducta hoy entienden que es insustituible, pues ya se conoce con absoluta certeza que es la figura paterna la que aporta confianza, seguridad y una autoestima saludable en los hijos, entre otros valores. De hecho, existen infinidad de datos estadísticos, que demuestran que los hijos que crecen sin la presencia activa de su padre son los que mas problemas emocionales desarrollan y/o los que más conflictos sociales presentan.
Estén juntos o no la madre y el padre, durante los primeros años en que se forma la personalidad, tanto el niño como la niña ven en el padre una figura única a la que quieren impresionar para despertar su admiración. Es por eso, que en aquellos casos que el padre vive ausente en la vida de los hijos, aunque otras personas intenten sustituir la figura paterna, corren el riesgo de desarrollar inseguridades que les dificulten su desarrollo social y emocional hasta la adultez.
Cabe destacar que, en esto de que cada uno trae “su equipaje”, es responsabilidad de cada padre y madre instruirse sobre cómo mostrar afectos y disciplina correctamente durante el desarrollo de los hijos. Sin embargo, por alguna razón misteriosa, se dice que las madres tenemos intuición, pero el padre goza de una especial habilidad para observar de forma racional cuando algo requiere atención, más allá de lo aparente. Son, además, quienes enfrentan con mayor valentía las situaciones retantes y hasta asumen posiciones de riesgo en favor de su descendencia.
Consultamos a Lis Milland, Doctora en Consejería, sobre cuál es el efecto de la figura paterna en el desarrollo emocional de las niñas y al respecto nos dice sus experiencias en torno a esto: “Una niña y/o adolescente con un padre emocional y físicamente presente, tendrá una mayor seguridad en sí misma, logrará una visión más saludable sobre los roles de los hombres en la sociedad y tendrá una mayor capacidad para escoger de forma asertiva a su esposo en el futuro”.
Con respecto a los hijos varones, la doctora explica que: “El padre es una figura central para los hijos varones, dado a que, al ser del mismo género, se convierte en el modelo primario a imitar, lo que les llena de herramientas para enfrentar la vida de forma saludable”. De hecho, en la mayoría de los casos, es con el padre con quien mayor afinidad tienen los chicos en cuanto a gustos y preferencias y los que también han vivido situaciones particulares en las cuales solo ellos pueden aconsejarles. Todo lo anterior, añadimos, será más probable cuando los hijos cuentan con un padre responsable que vive atento al bienestar de sus hijos; algo que puede suceder, aunque no haya tenido una armoniosa relación pareja.
Y, es que un padre amoroso y participativo en la vida de nuestros hijos es un regalo del Cielo que debemos agradecer y apreciar, porque con sus virtudes y defectos, igual que los podemos tener las madres, son necesarios en la vida de nuestros hijos. Por eso, en estos días en que los recordamos, bien vale la pena que les expresemos cuán importantes son. Tomen nota y disfruten de un ¡Feliz Día de los Padres!
NOTA: La Dra. Lis Milland tiene un Doctorado en Consejería de la Universidad Interamericana y una Maestría en Trabajo Social de la Universidad de Puerto Rico. Está certificada en distintas técnicas poco tradicionales para la terapia clínica de pacientes con depresión, trastornos de ansiedad y problemas de abuso de sustancias. Además, es autora de varios libros, éxitos en venta como: El perfil psicológico de Jesús, Vive libre, vive feliz y Lo que la pérdida no te puede quitar.