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Ruptura de Meniscos

Por: Sylvia A. Agostini
editorial@placerespr.com
 

La ruptura del menisco es una situación algo común, que puede ser el resultado de muchas y variadas circunstancias que afectan esa área de la rodilla. El menisco es un pedazo de cartílago fibroso que algunos describen con una forma de “media luna”. El tratamiento para la ruptura del menisco varía de acuerdo con la magnitud de la lesión, que representa distintos síntomas, entre ellos:

  • dolor en la articulación de la rodilla, al caminar
  • dolor en la rodilla, cuando se hace presión sobre el área afectada
  • hinchazón en la rodilla
  • rigidez o dificultad al flexionar las piernas y/o apoyarse sobre los talones

Cuando la condición es leve, los síntomas se pueden aliviar:

  • aplicando compresas de hielo sobre el área
  • tomando algún anti-inflamatorio sin esteroides
  • al ser inyectado con cortico esteroides

Estas alternativas le ayudarán a controlar el dolor y a reducir la inflamación.

En otros casos, puede sugerirse:

  • fisioterapia
  • mantener la actividad física controlada
  • utilizar un dispositivo ortopédico para controlar los movimientos

Hasta tanto se eliminen las molestias, se debe evitar apoyar el peso del cuerpo y/o hacer presión sobre la pierna afectada. Hay que recordar que el menisco es una especie de “muelle” o “cojín” para el hueso del muslo (fémur) y la espinilla (tibia). Cuando la inflamación no se atiende en forma adecuada, pueden afectarse otras partes del cuerpo como los huesos, los cartílagos, los músculos, los tendones y los ligamentos de esa zona corporal.

Mantener las rodillas en buen estado y no estar sobrepeso ayuda a mantener la estabilidad del cuerpo y la flexibilidad de las piernas, permitiendo que podamos doblarlas y enderezarlas sin dificultad. El menisco se puede afectar cuando se sufren accidentes de impacto directo en el área; cuando se practican deportes como el soccer, entre otros, y cuando hacemos ejercicios sin el debido estiramiento, calentamiento y enfriamiento. Exponer las rodillas a maltrato continuo puede ocasionar que las lesiones sean más serias y que ocurran recaídas. En tal caso, se recurre a una artroscopia, una cirugía común y de mínima invasión. Antes de ese proceso, el paciente será anestesiado, luego el médico hará unas pequeñas incisiones e introducirá una cámara para tener una visión clara del interior de la rodilla, para hacer un diagnóstico y corregir la situación.

Por supuesto, previo a esa cirugía, el médico especialista, ortopeda o cirujano, habrá realizado exámenes físicos, evaluaciones, radiografías y pruebas de resonancia magnética, para focalizar la lesión y determinar la magnitud de la misma.

Luego de ser operado, el paciente es responsable de seguir las instrucciones médicas para lograr que se cumpla su cometido. En la medida en que evite lastimar el área y someterla a situaciones de presión, torcedura o golpes, entre otros, no habrá recaída y sanará con bastante rapidez.


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