Goya  Yuca Hum Top
...humanitarios

De la Desesperación a la Esperanza

Por: Ivelisse Agostini

Si hay algo que causa sufrimiento y amargura, es perder la esperanza, o sea, desesperarse. Pasar por esta experiencia es mas fácil de lo que muchos imaginan porque la secuencia de sucesos inesperados que está viviendo la humanidad en las últimas décadas, han servido para crear un ambiente de inestabilidad que no discrimina ni entre los que tienen poder. Los desastres naturales, la pandemia, la complicada situación social estimulada por la mala distribución de las riquezas y la falta de educación; las injusticias; la destrucción de la familia; la falta de respeto al medio ambiente; el narcotráfico; las guerras, etc., etc., etc., nos hacen sentir vulnerables. Si a ello añadimos que a nivel personal se suceden otros eventos tan comunes como son las enfermedades catastróficas, la pérdida de seres queridos; los divorcios y problemas económicos, por mencionar algunos; se desatan emociones negativas que hay que atajar y transformar antes de cometer errores que afectan, todavía más, la situación del individuo y de su entorno.

En otras ocasiones, puede ser tan sencillo como creer que el éxito depende de un modelo social que conlleva alcanzar el reconocimiento profesional y sus beneficios económicos, como casa, auto, viajes, etc. y disfrutar de la vida con una buena pareja con o sin tener hijos. Cada una de estas aspiraciones es complicada de lograr con resultados positivos y, lograrlo todo, aún más difícil, porque individualmente puede haber compromiso, pero colectivamente hay mucho egoísmo, celos y ni hablar de la falta de valores y honestidad. Desde esa premisa, es muy fácil vivir decepciones porque se trata de situaciones que no dependen totalmente de nosotros.

Para los creyentes, la esperanza va ligada a la Fe, por encima de cualquier frustración cuando tenemos que enfrentarnos a sentimientos de desolación. Tampoco es que haya que conformarse, ni pensar que las situaciones negativas rigen nuestro destino; precisamente porque es la esperanza la que nos anima a buscar opciones que nos saquen del circulo vicioso en que nos encontramos.

Para recuperar nuestras esperanzas y dejar atrás la desesperación, el primer paso que debemos dar es cambiar nuestra forma de pensar y para ello hace falta disciplina y dejar de sentirse víctima de cualquier circunstancia, especialmente de aquello que no puedes controlar.  “La loca de la casa”, nuestra mente, nos tortura tratando de recrear todo lo malo, mientras nosotros nos aseguraremos de ponerla a descansar con recursos que nos distraigan y nos agoten, como hacer ejercicios expuestos a la hermosa naturaleza e incluir buenas lecturas, meditaciones y oraciones positivas que sean esperanzadoras. Fíjate que son todas opciones que puedes trabajar sola(o). Si la desesperación te la provoca “creer” que “triunfan” los que no lo merecen, no pierdas tu tiempo en ellos y enfócate en superarte.  La mayoría de los verdaderos exitosos, primero tuvieron que pasar situaciones negativas, antes de alcanzar alguno de sus sueños y sobre ellos hay libros y películas, que te pueden servir de inspiración.

Establecer metas es indispensable para lograr moverse de la desesperación a la esperanza, y debes asegurarte de que haya Plan A, Plan B, etc., para lograrlas. Y, es que, puede que algunas cosas no se te faciliten, pero un plan que incluya varios caminos para llegar a cada meta, promete mejores oportunidades de que las logres. Ante cualquier avance o logro, agradece, lo cual es una forma de reconocerte y reconocer a Dios, a quien también has estado rogando y de seguir alimentando esperanzas.

Cada uno de nosotros llega a este mundo con un equipaje de talentos y existen casos (los menos) en que puedes nacer hasta en “cuna de ricos” y que se te facilite todo. Los que mejores oportunidades tienen son los primeros, porque el talento no te lo puede quitar nadie, pero el dinero, sobre todo si llega fácil, igualmente se puede ir fácil. Esos que tienen talentos son los que todo el mundo observa y admira en silencio, mientras ellos mismos se subestiman. Por eso, aunque no tengas la confianza puesta en ti misma(o) y te sientas frustrada(o), haz un plan y pon a trabajar tus habilidades y talentos para un buen fin; siembra y ten paciencia, porque lo que bien hagas, dará buenos frutos, lenta o rápidamente. Volvemos a la importancia de tener más de una meta para no desesperar.

Como mencionamos antes, cuando existe Fe hay esperanza, pero no de forma fortuita, sino cuando existe una buena relación con Dios, tanto en los buenos momentos, como en los no tan buenos. Con esa relación que se cultiva día a día, es mucho mas fácil lograr lo que llamo San Pablo, “la paz sobre todo entendimiento”, o sea, tener paz aunque estemos pasando por circunstancias de sufrimiento y dolor.

De otra parte, aunque recuperar la esperanza depende mucho de tu esfuerzo personal, necesitamos el aliento que pueden ofrecer personas de nuestro entorno y si no tienes alguien en quien confiar, busca ayuda en algún profesional que tenga no solo la capacidad de escuchar, sino de alentar o ayudarte a descubrir tu potencial o variedad de opciones dentro de tus habilidades para lograr tus metas. El asunto es que te muevas en la dirección correcta y no seguir estancada(o) pensando en tus desgracias. Enfocarte en  trazar un plan, con sus pasos y controles, te motivará y te hará recuperar el ánimo que necesitas para salir de cualquier estado depresivo que te quita el deseo de hacer cualquier cosa. Además, pondrá en función tus destrezas de planificación estratégica haciendo que tus objetivos sean alcanzados.

Por último, cada vez que se presente algún obstáculo, no te desenfoques, regresa a lo básico, cambiar lo negativo a positivo. Hay mucha gente inteligente que tiene la habilidad de reconocer todas las variables negativas de cualquier situación o proyecto y la mala costumbre de adelantarlas. Pues bien, además de inteligencia hace falta ingenio, para identificar cuáles son las formas de lograr que un proyecto logre ser exitoso, buscando alternativas a las variables negativas y creando un plan.

Hace falta que te decidas a cambiar tus circunstancias para lograrlo, si prisa, pero sin pausa y, por supuesto, con la ayuda de Dios. ¡Vamos a ti!


Comments are closed.

Back to Top ↑