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Filosofía que Rechaza la Prisa

Por: Ivelisse Agostini
iagostini@placerespr.com

Para algunos, la pandemia provocada por el COVID 19, ha creado, adicional a todo un cambio en nuestras vidas, la sensación de que nos hemos detenido en el tiempo. Aunque la situación de incertidumbre en torno a salud y economía nos lleva a sentirnos ansiosos, la realidad es que la prisa del día a día, común en nuestra vida “normal”, ha disminuido. Lo anterior, supone una oportunidad para analizar la perspectiva de la filosofía que promueve aprender a disfrutar de la vida “más lentamente”, con el propósito de hacer las cosas mejor. O sea… “todo lentamente, se disfruta más y se obtienen mejores resultados”, algo que a continuación explicamos.

Previo a los sucesos actuales, la filosofía moderna ha estado “preocupada” por la forma de vida que, en circunstancias “normales” ha estado llevando el ser humano, el cual, de rutina, parece sumergido en todo lo que tiene que ver con la prisa, con las redes sociales y, sobretodo, en la forma “desquiciada” en que se maneja el “positivismo”. Lo anterior parte de la premisa de que el empeño en querer verlo todo bien, desde la filosofía neoliberal, nos impide enfrentarnos a retos y a situaciones que deben ser corregidas. De hecho, muchos opinan que, este asunto de que, nada es malo y todo es relativo, es lo que ha desembocado en la falta de valores en el mundo.

Hay que aprender a vivir “despacio” para dar espacio al pensamiento y a la toma de decisiones sin prisa. CCO Creative Commons.

Lo anterior es parte de la premisa sobre la cual se basan los escritos del filósofo Byung-Chul Han, nacido en Seúl, donde completó estudios en metalurgia, para luego de un accidente que causó un fuego, mudarse a  Berlín, Alemania, donde completó estudios en filosofía. Han es autor de varios libros exitosos donde propone que hemos perdido el sentido de unidad, producto de una actividad ciega, meramente productiva y capitalista que se ha desvinculado de toda reflexión y contemplación teórica, que tan sólo busca créditos económicos. Por él descubrimos que somos esclavos de la prisa, del sin sentido, del infierno de lo igual, convirtiéndonos en idiotas sin esencia, que mueven las redes sociales y la falta de análisis y de correspondencia. Según Han, “No hay paciencia, hay ansiedad por lo inmediato, se esperan resultados sin seguir procesos. Esto redunda en un aumento de la velocidad, cada vez hay que correr más y más rápido. Hay que prepararse para correr esa carrera y preparar argumentos que lo justifiquen, pero nunca se llega a la tranquilidad de un final.

Portada del libro “El aroma del tiempo: de Byung-Chul Han. Ilustración de Amazon.com.

En su publicación “El Aroma del Tiempo”, Han advierte que tenemos que detenernos para darle espacio al pensamiento y darle sentido a cada acontecimiento. De lo contrario, el hombre está condenado a vivir como un robot, en un mundo sin sentido. Para Byung-Chul Han esta crisis “…solo se superará en el momento en que la vida activa, acoja de nuevo la vida contemplativa”.

Paralelamente a lo que propone Han en sus libros, nos enteramos de la existencia del Movimiento “Slow” o Slow Movement a través de la homilía de un sacerdote español, quien aunque mayor “está siempre en todas”. El mencionó este movimiento, no para promover el mismo, sino para destacar la necesidad de llevar una vida más ordenada y tranquila.

Se trata de un movimiento mundial que surgió en 1986 en Italia para crear conciencia sobre los negocios de comida rápida y sus efectos en la salud. Con el paso del tiempo el Movimiento “Slow” ha hecho conexión con todo lo que proponga desacelerar el ritmo de vida y, por ende, tomarlo todo con más calma para llevar una vida plena.

Desde su origen, este movimiento ha ido escalando en un sinnúmero de vertientes y el autor canadiense Carl Honoré se ha convertido en el portavoz del mismo. Honoré, quien también es una reconocida figura de la televisión y orador de la organización mediática TED, ha escrito varios libros, todos éxitos de venta, siendo el más famoso y reconocido el titulado “In Praise of Slowness”. En éste, Honoré describe cómo es necesario ‘poner freno’ a la vida apresurada para poder disfrutarla mejor. El autor aclara que “no se trata de ser enemigo de la velocidad”, si no de entender que “rápido, no siempre es mejor”“In Praise of Slowness” ha sido traducido a más de 30 idiomas y es considerado el más importante que se haya escrito sobre este tema. “Lento” según Honoré, se trata de vivir el presente, disfrutando cada momento de forma plena, valorando más la calidad que la cantidad en todo lo que es importante: trabajo, sexo, alimentación y la crianza de los niños. De hecho, su segundo libro “Under Pressure” es un análisis sobre la crianza moderna y establece lo que él entiende son cambios necesarios para poder criar niños más saludables, tanto física, como mental y emocionalmente.

Y, es que la prisa y el “stress” están matando nuestras posibilidades de disfrutar de la plenitud de las cosas simples de la vida y hasta de las que planificamos con el propósito de pasarlo bien. De hecho, el movimiento concientiza sobre la realidad de que la prisa afecta la calidad de los resultados y/o de las experiencias e invita a que nos obliguemos a tomarlo con calma en la crianza y educación de nuestros chicos con la esperanza de aspirar a un mejor mejor.

Debemos crear conciencia del impacto positivo que puede tener esta filosofía en todos los ámbitos de nuestra vida, dando especial valor a todo lo que es natural. Por ello, el Movimiento “Slow” propone el uso de la creatividad y el aprendizaje de nuevas destrezas para depender menos de las compras o de tener que pagar por lo que usamos o consumimos. Además, invita a acercarnos más a la naturaleza para disfrutar de ésta, a sacar tiempo para disfrutar con la familia, a viajar (en lo posible) para conocer y no sólo para ver y a involucrarnos en alternativas de entretenimiento que alimenten el alma, disfrutando sin dañar el ambiente. En resumen, se propone que “lento es mejor”, y de ahí que este movimiento ya tiene miles de seguidores en el mundo que se aseguran de tenerlo en cuenta en actividades como la comida, el sexo, los viajes, la arquitectura y la construcción, la forma de utilizar su dinero, etc.

El más reciente de los libros de Carl Honoré, The Slow Fix, aborda la importancia que tiene enfrentar los problemas con verdaderas soluciones, no las superficiales que usualmente son producto de la rapidez con que las tomamos.

Al final, pensamos que vale la pena sentarse a leer más sobre este tema, porque habla de reorganizar nuestras prioridades, dando valor a lo que realmente lo tiene. En ese proceso es muy probable que podamos evitar y/o solucionar los ‘entuertos’ que la vida acelerada nos lleva o ha llevado a crear, algo que ojalá tomen en cuenta los que dirigen los destinos de nuestro país.

Para más información y el trabajo de Carl Honoré, puedes acceder a: http://www.carlhonore.com/

 

 


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