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Por el Amor de una Mujer

Por: Myra Sánchez

El que no reconozca que el rol de la mujer ha cambiado en el mundo occidental, es que vive aislado o vive en el otro lado del planeta.

Los hechos que han suscitado estos cambios han sido su oportunidad de tener una mejor educación, su integración en los procesos decisionales de la sociedad y el haber alcanzado excelentes oportunidades profesionales, hasta lograr posiciones de liderato e independencia económica.

Por muchos años, mientras estos cambios sucedían, aunque la mujer trabajase aportando al sustento familiar, el hombre seguía teniendo la expectativa de que ella siguiera a cargo de todas las responsabilidades del hogar y de las atenciones y necesidades de sus hijos. Hubo algunas heroínas que lograron seguir este patrón, definitivamente desproporcionado, porque sus parejas, aunque no ayudaran demasiado, reconocían todo lo que hacían y las trataban con admiración y respeto. Pero, la desproporción de responsabilidades termina lacerando la relación, afectando a los hijos y, por ende, la separación se fue convirtiendo en opción.

El machismo no ha dejado de existir y por ello sigue el terrible maltrato a la mujer, aun cuando algunas piensen que es posible que ese complejo pueda existir al mismo tiempo que el amor y ocurran las desgracias que vemos en los medios.

Lo que sí ha ido desapareciendo, es la docilidad y el sometimiento por parte de la mujer que hoy espera que su pareja comparta las tareas del hogar y tenga mayor participación en el cuidado y las atenciones de sus hijos. Y, cuidado, en algunos casos extremos, hay mujeres que desean controlarlo todo, a riesgo de que sea ahora el complejo del “hembrismo” el que impida que haya paz entre parejas.

Lo que vale destacar es, que por regla general, la mujer hoy es más selectiva y espera más de su pareja. Ante esa disyuntiva, salimos a buscar información sobre lo que espera la mujer en una relación, en la que ella se volcará dándolo todo a cambio:

Necesita sentirse valorada y que comparte igualdad de condiciones con su pareja.
Le gusta ir acompañada de hombres que, aunque proyecten seguridad, no intenten ser el centro de atención.
Quien la pretenda no debe intimidarla ni agobiarla con exceso de atenciones ni deseos de validaciones. Ella necesita sentirse cómoda, hasta tanto haya reconocido coincidencias en gustos y en planes de futuro.
Necesitan compañeros honestos y relajados en torno a sus respectivas realidades profesionales.
Si comparte contigo detalles de la cotidianidad de su vida debes escucharla, apoyarla, felicitarla y tener detalles con ella, algo que, a su vez, ella reciprocará.
Ante situaciones personales y/o de su profesión, aunque comparta sus dudas, ella necesita tomar sus propias decisiones. No es bueno tratar de convencerla de razones, solo corresponde dejarle ver posibles perspectivas y espacio para razonar, sin presiones.
Quien aspire a compartir la vida con una mujer de hoy, debe coincidir en sus planes de futuro, porque es muy probable que ella los tenga y no esté dispuesta a cambiarlos, ni aun amando.
Las creencias, los valores y su visión social no son intercambiables.

Al final, el proceso de lograr armonía en una relación de pareja es uno que se puede lograr de día en día, siempre y cuando hayan comenzado con la honestidad que hemos detallado.

Aunque para algunos pueda ser alarmante que algunas de las expectativas de la mujer actual pueden convertirnos en una sociedad hembrista, con el egoísmo y algunas de las actitudes con las que antes describíamos a los hombres, confío en que como mujeres, sigamos teniendo la sensibilidad que nos lleve a lograr el balance, que antes no existió. Y, que según esperemos, demos.