Goya  Yuca Hum Top
...humanitarios

Testimonio Misionera en Haití

El paso del huracán Mathew por Haití deja a este hermano país, que aun estaba sin recuperarse de la devastación del terremoto de 2010,  en la desolación. Ante la duda de muchos de si llega o no la ayuda que se recauda para este pueblo, hemos decidido volver a publicar este reportaje, donde una hermana misionera nos narra el impacto de su labor y de la ayuda que reciben del exterior. placerespr.com le pide a sus lectores ‘que no les tiemble la mano’… hay que ayudarlos. 
 
editorial@placerespr.com
 

Sor Mercedes, es el nombre ficticio que utilizaremos para una hermana misionera, muy cercana a nosotros, que trabaja sirviendo en un barrio haitiano, formado posterior al terremoto, donde es parte de un movimiento de educación popular, que pretende dar educación integral de calidad. Atiende a cientos de niños, entre 3 y 17 años, con poco más de una decena de maestros a quienes dan formación que acompañe esa educación.  “El barrio poco a poco ha ido progresando. Cuando llegamos vivían en carpas. Ahora, con mucho esfuerzo hay muchas casas de bloques.  No hay agua pues es una zona desierta, sin árboles, ni sombra, ni calles asfaltadas y mucha hambre… nosotros damos de comer a los niños y niñas”.

En cuanto a los mayores retos que viven en su misión nos dice que “es poder crear una familia, más que una escuela, donde se vivan los valores de libertad, igualdad y fraternidad.  Donde haya una educación basada en el amor, liberadora, de calidad y donde Cristo sea motivación para seguir adelante y crear, por lo menos en los hogares donde llegamos, una forma de vida diferente y en el futuro unos ciudadanos que ayuden a Haití, con honestidad y de forma desinteresada”.

En más de una ocasión percibimos situaciones milagrosas en su relato, y en cuanto a preguntas de cómo se sostienen, nos contesta que: “Por Providencia Divina… Dios nos ha mandado las ayudas, sin pedirlas; porque cada persona que visita este lugar se enamora”.  Pero nos especifica que diferentes organizaciones católicas de Puerto Rico les envían ayuda mediante donaciones y oraciones. Los alimentos los reciben de un país europeo y, de otro en la misma región, reciben fondos para un proyecto especial destinado a prevenir el abuso y maltrato de las niñas y a crear equidad y respeto para ellas. De igual forma, reciben voluntarios de diferentes lugares de Latinoamérica que contribuyen en trabajos de infraestructura. De estos mismos lugares, provienen voluntarios de diferentes entidades enfocados en la formación para los niños, incluyendo valores y hasta deportes.

Sor Mercedes nos cuenta que hace falta más ayuda para poder pagar mejor y a tiempo a los maestros que apenas pueden vivir la mitad del mes y con todo tipo de carencias. Tristemente puede identificar cuando uno de estos maestros lleva días sin comer por el “dolor de estómago” y que ha visto situaciones en que ha tenido que llevar a alguno a un hospital público donde le hacen algún tipo de cirugía “a sangre fría” porque no hay anestesia.

El detalle del entorno familiar de los niños habla de muchas mujeres solas o de parejas donde, en la mayoría de los casos, es la mujer la que trabaja. Donde los niños pasan demasiado tiempo solos. Donde hay un ambiente agresivo que hasta en los maestros ha habido que corregir para que no den castigos físicos a los niños. Un ambiente donde las creencias religiosas provocan que la gente viva con miedo a todo y a todos porque dan extraordinario valor al “mal” y donde desafortunadamente algunos aprovechan la “religión” para ocupar a las familias con cosas que les apartan de su desarrollo.  Y es que aun siendo religiosa, Sor Mercedes, entiende que “el Reino es hacer justicia al oprimido, liberar a los pobres y anunciar la buena noticia del amor de Dios, no esclavizarlos”.

Aunque sabe que con la educación se dan situaciones desafortunadas, nos cuenta como en sus escuelitas han logrado trabajar más de cerca con los padres y lo agradecen, “tienen tanta necesidad de cariño como los niños; de ayuda, de ser escuchados”.  En cuanto a la salud,  condiciones como la anemia crónica, la malaria y el tifus afectan a toda la comunidad porque no pueden pagar el hospital y si los llevan, no hay medicamentos. “La escuelita siempre tiene para la fiebre, que es lo que más padecen los niños y niñas”.

Sobre recreación nos dice que los varones usan una botella de refresco vacía para jugar fútbol, pero las niñas no tienen con qué jugar y que ahora también juegan al futbol. Cuenta que salir de paseo o ir a una playa no ocurre y que por eso se han impuesto como meta lograr llevarlos a más lugares para que conozcan algo más que su casa y la escuela.

Sobre su experiencia de vida en la misión, Sor Mercedes nos dice:  “La pasión que Dios ha puesto en mí es mi alegría, mi gozo… Entonces, es mi felicidad. Tengo un lema que aprendí del gran misionero San Francisco Javier: “Antes de hablar de Dios a la gente, ámala y luego podrás ganarlos para Cristo”, que complemento con uno que creamos en la escuelita combinando frases, para vivirlo todos: Haciendo todo con cariño, amor y caridad, como Jesús, siempre se puede un poco más. Eso es lo que me hace feliz…”

Sin palabras… Gracias Sor Mercedes, que Dios siga derramando gracias y bendiciones sobre usted, su obra y la de todos los hermanos misioneros en Haití y el Mundo.


Comments are closed.

Back to Top ↑